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Ver citas anterioresEl país libre de los refascistas
Albert soler 02/08/2021 | 23:44
Los que con la excusa del fascismo tienen actitudes fascistas se llaman refascistas. Son doblemente fascistas, porque ocultan su fascismo con antifascismo, así insultan tanto a quienes agreden como a los que en otros tiempos lucharon de verdad contra el fascismo. Un fascismo de dos por uno, de supermercado. El refascismo está arraigando en Cataluña, con la complicidad de unos cuantos medios y de no pocos políticos que ignoran que pronto estarán ellos también en la diana.
Vinieron los de Vox y yo no dije nada, porque yo no era de Vox, etcétera. Lo que pasa es que los de Vox no son los primeros, antes fueron los de Ciudadanos, y antes los del PP, y han sufrido pintadas intimidatorias los socialistas, y los comunistas, y los periodistas, y se han boicoteado actos en la universidad, y el listado continúa con quien se aparte del pensamiento único que los refascistas consideran que debe imperar. Y nadie dice nada. Excepto la Rahola, que lo aplaude. Ya debe ser triste, creer que has llevado a cabo una acción heroica y encontrarte con el aplauso de la Rahola.
Yo debo de ser un tío raro, porque si un partido político no me gusta, me conformo con no votarlo. Y con no ir a sus actos. Está claro que, para actuar así, uno debe tener confianza en el cerebro propio, y cómo podrían los refascistas tener confianza en un órgano del que desconocen la existencia. Impedir que otros se expresen significa reconocer la futilidad de los argumentos propios, equivale a decir «tengo miedo de que estos lleguen al poder, pero como no soy capaz de contrarrestar lo que dicen, lo mejor que puedo hacer es impedir que hablen» . Admitir la inferioridad respecto al que menosprecias es duro, por eso tienen mérito los refascistas que van a tirar piedras o hacer pintadas contra los adversarios, capaces de pregonar a los cuatro vientos su propia estulticia, su incapacidad manifiesta de combatir a los otros con la palabra.
Mussolini también tenía por costumbre ir a reventar mítines de los adversarios, pero al menos tenía la decencia de llamarse fascista sin complejos. En Cataluña, debe ser por el hecho diferencial, se lleva el refascismo, que es el fascismo de los cobardes. Fascismo a la catalana, que nos indica cómo sería la republiquita que nos querían imponer: un país libre, sí, pero libre de los que molestan, que son todos los que no piensan como ellos.
Refascistas, o fascistas de 2 x 1. Una aportación catalana a la historia de la cochambre política.
