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skye escribió:Manolón, una pregunta: (y sí, le estoy examinando)
¿Qué piensa Vd. de esta frase?:
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"¿Realmente piensa la gente que (moralmente) se merecen haber nacido más dotados que otros? ¿Acaso piensan que se merecen (moralmente) haber nacido hombres en vez de mujeres, o viceversa? ¿Piensan que se merecen haber nacido en una familia adinerada en vez de una familia pobre? No."
Edito:
Le doy una pista para que afine. La acabo de copiar de un libro titulado "La justicia como equidad. Una reformulación". El autor es John Rawls, un gran filósofo liberal (con su permiso) y el libro está editado por Paidós, ed. 2002, pág. 110.
Miguelón, le hago preguntas para conocer sus opiniones, pero no me contesta, ¿eh?
Que parece que va a piñón fijo diciendo que los anarcocapitalistas y los libertarios son uno la evolución del otro, y que liberalismo es lo que él dice, pero poco más...
Ayssssss.
Bueno, da igual. Ayer le comenté que le haría algún comentario sobre esto (no sé si para su conocimiento, porque Vd. sí parece que ha leído mucho, pero, al menos, para que la gente que pueda leer esto sepa de qué va la cosa.
Ya he apuntado en varios comentarios anteriores que sí, efectivamente, hablando en puridad, una cosa serían los libertarios y otra diferente los anarcocapitalistas, que serían estos últimos algo así como los chicos "trasto" de la familia liberal. De esos que están todo el día haciendo travesuras y que tienen puntos de vista que son absolutamente minoritarios dentro de la casa, pero que no paran de hacer ruido y llorando para llamar la atención. Desde el punto de vista del espectador ajeno, probablemente serán más interesantes las posiciones de los anarcocapitalistas (Rothbard) que las posiciones de los libertarios (Nozick), que tienen más puntos en común, aunque no son exactamente lo mismo, con las posiciones del liberalismo clásico de los siglos XVIII-XIX. Los anarcocapitalistas son más... coherentes, más valientes intelectualmente, y probablemente exigen un esfuerzo intelectual mayor para rebatirlos.
Para llamar a las cosas por su nombre, Rothbard sería algo así como el pensador más relevante de los anarcocapitalistas (el Estado es una organización criminal) y Nozick el pensador más relevante de los libertarios (Estado mínimo protector o gendarme).
Le preguntaba más arriba a Miguelón si me podía explicar cuáles eran según él las diferencias de partida en las posiciones filosóficas de uno y otro para intentar profundizar un poco más en lo que se puede esperar de una corriente y otra, pero parece que no está por la labor. Por cierto, desde el punto de vista práctico-político, estas cosas tienen cierto juego en Estados Unidos (el Tea Party y corrientes parecidas).
Como decía, hay ciertas diferencias entre los libertarios (Nozick) y los anarcocapitalistas (Rothbard).
Nozick ofrece una elaboración teórica intentando explicar el paso del estado de naturaleza (los individuos independientes se toman la justicia por su mano) al Estado mínimo o Estado gendarme, y en ese tránsito hay algo así como dos fases.
En un primer momento, explica cómo desaparecen las demás agencias de protección a favor de una agencia dominante con poderes monopolísticos (Estado ultra-mínimo). Es un proceso evolutivo espontáneo o de mano invisible. Algunos individuos independientes (que se toman la justicia por su mano) optan por dejar de serlo y entregan la gestión de sus derechos de autodefensa a distintas agencias de protección (individuos de la sociedad que se encargan de gestionar los derechos de autodefensa del resto, descargando a éstos de esos quehaceres; normalmente, los miembros de la sociedad que se dedican al oficio de las armas, los guerreros y esas cosas). Con el tiempo, hay alguna de esas agencias de protección que se convierte en dominante por cosas como las externalidades de red y las economías de escala. Las externalidades de red y las economías de escala son los mecanismos de retroacción positiva que hacen que el Estado ultra-mínimo se despegue de las demás asociaciones o demás agencias de protección a título de agencia dominante: cuantos más clientes tenga una agencia de protección dominante, más tendrá, pues el resto de las agencias no pueden ofrecer ni la calidad de protección que ya ofrece la más poderosa, ni tampoco competir con sus precios.
Nozick dice que la industria de la ley y el orden tiene muchas economías de escala. Esto quiere decir que el coste medio (o el coste unitario) de producir cantidades adicionales de orden decrece a medida que se amplía la escala de producción (aproximadamente, los mismos policías, los mismos guerreros, etc., salvaguardan la vida y las propiedades de cien personas que de mil), de modo que una agencia dedicada a ofrecer servicios de protección puede aceptar nuevos clientes sin tener apenas que elevar los costes de producción. Esto permitiría a la empresa ofrecer precios más bajos por los servicios de protección según aumentara su cartera de clientes.
En estas condiciones, las agencias con muchos "clientes" acabarían teniendo más y las agencias con menos "clientes" tendrían cada vez menos. Al final, sólo una de estas agencias acabaría convirtiéndose en lo que los economistas llaman "un monopolio natural", el único oferente de ley y orden: el jefe de la tribu, el ejército del monarca o el Estado.
La segunda etapa es la transición de ese Estado ultra-mínimo al Estado mínimo gendarme.
El Estado ultra-mínimo otorga protección a todos los individuos del territorio controlado por él, aunque algunos de esos individuos no hayan hecho cesión voluntaria a ese Estado de sus derechos de autodefensa.
Para conseguir esto, el Estado ultra-mínimo tiene que hacer dos cosas:
- prohibir a los independientes tomar medidas de autodefensa contra los clientes del Estado ultra-mínimo
- compensar a esos independientes por las actividades de autodefensa que se les prohíbe. Y eso es así porque todos tienen el derecho natural a la autodefensa o justicia privada. Si se les impide ejercerla, deben ser compensados. Y esa compensación tiene que ser financiada por impuestos que pagan los que ya son clientes del Estado ultra-mínimo. Así, los clientes de la agencia de protección dominante son los que pagan la protección obligatoria que compran los no-clientes, que dejan así de ser independientes.
De este modo, concluye el tránsito del Estado ultra-mínimo al Estado mínimo o Estado gendarme.
Esta narración de Nozick es cuando menos plausible para algunos casos, como el tránsito del feudalismo europeo al absolutismo monárquico. Pero la postura de Nozick tiene problemas serios. Por ejemplo, ¿por qué se obstina Nozick en seguir compartiendo con los anarcocapitalistas la defensa del carácter inviolable o absoluto de los derechos de propiedad? Está claro que esto le facilita atacar las posiciones del liberalismo progresista, que defiende el carácter redistribuidor de la justicia, porque las posturas del liberalismo progresista entrañan una lesión de los derechos de propiedad individual intachablemente adquiridos desde una perspectiva "lockeana".
Pero Nozick (y los libertarios en general) no advierten que la presencia de un Estado, por mínimas que sean sus dimensiones y por mucho que se reduzcan sus tareas a las de Estado gendarme protector de los ciudadanos, supone la financiación pública mediante impuestos. Impuestos que colisionan a la fuerza con la intangibilidad de los derechos de propiedad.
La defensa consistente de estos derechos de propiedad es mucho más consistente desde las posturas intelectuales del anarcocapitalismo. Por eso decía que estos últimos son más coherentes o, si se quiere, exigen un esfuerzo intelectual superior para rebatirlos.
Mientras que Nozick ensaya, igual que Locke, una justificación del Estado (mínimo), a partir del estado de naturaleza, los anarcocapitalistas (Rothbard) son decididamente anti-contractualistas y piensan que partiendo de una situación de estado de naturaleza libertario, nadie en su sano juicio aceptaría un contrato social que fomentara la aparición de una agencia de protección monopolista que sólo pudiese subsistir atropellando los derechos de propiedad de individuos que antes eran libres.
En definitiva, en mi opinión, como apunto, es mucho más coherente la postura de los anarcocapitalistas que la postura de los libertarios. Y más atractiva intelectualmente. Por eso, a ver si puedo, en cuanto vuelva a tener unos minutos libres, a ver si apunto algo sobre los puntos débiles de las postura anarcocapitalista y de Rothbard.