Con respecto a la educación he debatido bastante con conservadores sobre el asunto. En general estamos de acuerdo con que hay un grave problema en torno al sistema actual, ya sea en Hispanoamérica como en España. La educación pública ha pasado a ser caterva de degeneración social bajo el nombre de "ciencia" social, la degeneración del liberalismo cobijó ciudadanos sin un norte moral y bajo el individualismo (también esencial en el liberalismo) se dio nacimiento al hedonismo más abyecto como también al egoísmo más insultante, sin olvidar que la tradición
rousseaniana que en términos educativos también el liberalismo y el socialismo han apoyado, tenemos lo que tenemos:
un sistema deficiente. Muy deficiente. Jóvenes mal preparados, mal educados, con una pobre instrucción filosófica, sin una identidad de ciudadanía y de comportamiento como personas adultas, y que tienen el mínimo respeto por las figuras de autoridad sin importar de quién se trate (no es de extrañar que sea ahora y no antes que los alumnos se atreven a levantarle la mano a sus profesores).
Mi posición frente a esto siempre ha sido que la educación tiene un fin tanto utilitarista como también nacionalista. Es por una parte utilitarista social, toda vez que
el educando pasa por una serie de etapas con tal de ser alguien en la vida, y ojalá, alguien mejor que sus padres, sus padres así lo ven, de tal modo que no me fue extraño tener alumnos cuyos padres decían que la única herencia que le iban a dar a sus hijos era la educación. Es también nacionalista porque es en la educación donde se forja la identidad de ciudadano y como también la capacidad productiva de un país (un buen medidor predictivo del crecimiento económico es el % de alfabetización relativa, dato que deja muy mal a España, por cierto).
Por lo tanto siguiendo esos dos grandes objetivos según yo un sistema educativo debe de:
1) Asegurar acceso
2) Asegurar un mínimo de calidad
3) Basarse en un proyecto nacional - educativo
Y la clave donde todo país ordenado debiera centrarse en en 3. Pero resulta que hay países como España donde ni siquiera 1 tienen asegurado (la deserción mina y degrada el acceso y la calidad).
El punto 1 se puede asegurar con instituciones de diferente origen: eclesiástico, privado, estatal, comunal. El punto 2 más o menos también. Evidentemente, con proyectos como los Liceo Bicentenarios en Chile es posible mejorar la calidad en instituciones privadas (política de Piñera, he de decir).
El gran debate queda en 3. Porque cuando hay posiciones diferentes en torno a qué valores y qué forma de ciudadano se pretende construir educativamente, las opiniones divergen demasiado (máxime cuando el debate incluye a todos). La educación 100 o 90% estatizada es una solución a este asunto, pero volvemos al problema inicial: nada previene que las instituciones encargadas de la educación sean pervertida.
La familia y la comunidad debe ser un actor relevante.
Frente a esto veo dos modelos:
- Familias con poder de decisión
- Decisión tomada centralmente
Evidentemente, el primero conlleva la debilidad del segundo. En ambos escenarios hay problemas si se pervierten ya sea las instituciones o las familias. Quizás el motivo por el cual la educación laica y pública era necesaria casi a nivel absoluto en el siglo XIX español y sudamericano era porque no había otra alternativa, hoy el escenario es diferente. Sin embargo, es un debate abierto.
Quizás hace 40 años decir
los países más desarrollados son los que tienen una educación pública que proporciona el 90% de las matrículas, y son los que entregan los mejores resultados en pruebas estandarizadas era incuestionable pero vista la situación actual, es pertinente regresar a debatir o al menos recordar cuál es el sentido de la educación como sistema y no solo como un servicio privado, comunal o familiar.