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Sostiene escribió: ↑14 Dic 2022 14:31
Si claro, esto es similar a cuando la clase empresarial era contraria a subir el salario mínimo a 1000€ mensuales porque decían que se iba a destruir empleo. Si no suben los salarios el consumo desciende (la clase trabajadora se lo gasta todo mientras los capitalistas ahorran) y éste es uno de los principales motores de la economía. No es un juego de suma 0 y además los capitalistas disponen de ahorros para superar el temporal.
En principio, según los datos del B. de España así fue. Se creó menos empleo que el potencial [que es en términos netos lo mismo a decir que se destruyó empleo... al final (5x + 2y)+(-2y)
= 5x - 2y
= -2y + 5].
En el lenguaje y mundo neoclásico, el subir salarios en un contexto de productividad marginal siempre conllevará o un incremento de los parados o una reducción del salario, por eso, un economista normalmente recomendará menos intervenciones públicas y que el mercado se regule solo por esta suposición, en el mundo marxista no funciona así la cosa ya que no existe algo como "productividad marginal" igualada al salario, el cual en cambio se paga según las fuerzas de negociación de la clase obrera versus la capacidad del capitalista para resistir aun cuando tiene una brecha entre el salario mínimo de subsistencia y el máximo antes de que su ganancia se vea constreñida.
Empero lo que ambas corrientes consideran es que si hay baja inversión, es porque no hay beneficios y/o ganancia. En consecuencia antes de todo se debe incentivar su inversión. En este aspecto aplica la ley de Say, por lo que no importa la demanda, esta surge conforme se dé inversión (en Marx la ley de Say no es incorrecta a priori, pero no aplica o más bien no explica el desenvolvimiento cíclico de la economía por presupuesto hacia el equilibrio).
Por otra parte, si subes los salarios, manteniendo beneficios bajos, ¿qué impide que los capitalistas inviertan menos? Si ya invertían poco con un beneficio de X, si ahora es X - Y, lógicamente invertirán menos (también pueden tener ahorros, pero aquí optará la optimización racional de los mismos, y el atesoramiento o la inversión bursátil puede ser más atractiva que contratar empleados españoles). Por eso, empíricamente no existe crisis que se haya superado elevando los salarios, al contrario.
Aunque parezca de Perogrullo lo indico: el problema de España es que su economía es muy poco rentable de cara al capitalista, la década de euforia (1997-2007) se debió más que nada al sobrecalentamiento impulsado por las reformas inmobiliarias, el capital dinerario de la banca europea, tasas de interés diferidas y una Unión Europea que unificó la política monetaria. Hoy los españoles pagan las consecuencias de tal derroche. Si bien han pasado 14 años desde la crisis, prácticamente no se ha crecido a tal nivel que los países de Europa oriental que en los 90 estaban arruinados, hoy o han superado a España o están tocándole los talones. Se proyecta, además, que España en 2024 recién se recuperará y tendrá el nivel de PIB per cápita de 2019, lo que implica 16 años totalmente perdidos. Si esto fuera poco, el mismísimo gobierno proyectó como plan estrella que recién hacia 2050 el paro bajaría a una cifra de un dígito...
Esto a su vez, tiene que ver con la manera en la que España se insertó en la moderna y democrática Unión Europea: desmantelando una industria poco competitiva, aceptando la imposición bajo eufemismo de recomendación de Bruselas, lo que la ha vuelto una zona funcional a las necesidades de los mercados centrales de países como Alemania, no obstante es una funcionalidad basada en sectores particulares: el campo y el turismo, el primero con alto aporte de capital y por lo tanto con bajo uso de mano de obra, y el segundo con empleo esporádico, temporal y de mal pago. España es a la UE, lo que Extremadura es a España, y del mismo modo que los extremeños durante siglos han emigrado a las costas, los españoles ahora deben migrar al norte. Si todo se mantiene bien, con el tiempo millones de españoles estarán fuera de su país, mientras que los que quedan serán los que tienen curro o medio para subsistir (por ejemplo gracias a la familia), muy similar a la historia y situación de los extremeños. La clave es,
si todo sale bien, porque hablamos de un plazo de décadas, y seguro que por medio habrá crisis políticas, derecha radical, populismo, demagogia y recesiones.
Aun así, lo de España no se debe solo a España, es una cuestión mundial. Quizás hasta 1980 se podría haber mantenido un modelo diferente de política económica con más protección laboral y social, con más Estado, con una fuerte impronta industrial, pero ese modelo que representó para los estadounidenses y nórdicos la consolidación de un sueño, no fue más que la representación de un momento particular (1945-1970) en el que las fuerzas mundiales (Estados Unidos, la Unión Soviética) mantenían un delicado pero útil equilibrio que alimentó el miedo de miles de empresarios que vieron la necesidad de sacrificar buena parte de sus ganancias para superar la obsoleta dinámica del capitalismo decimonónico. Tras los años 70 esto cambio, ya no solo porque la ganancia capitalista se redujo a puntos peligrosos, sino porque los soviéticos cada vez brillaban menos, y lo más importante:
la irrupción de Asia agregó al juego un competidor tanto por arriba -Japón, Corea- como por debajo -China, Vietnam- que facilitaba a los grandes empresarios la migración/relocalización de sus capitales, o dicho de otra forma, geográficamente ya no estaban limitados a los países socialdemócrata y socia liberales. Para mantener el crecimiento había que adaptarse a esta nueva realidad, más empleo precario, salarios estancados, tercerización, subcontratación, dumping fiscal, etcétera.
Por eso ahora estamos de nuevo en el siglo XIX. El mercado se ha vuelto a imponer y esto no cambiará con gobiernos de izquierda o comunistas en el poder (porque aquel que ose ir en contra del mercado, sufrirá las graves consecuencias), cambiará solo cuando, como en 1945 los capitalistas se vieron amedrentados con la amenaza soviética y comunista en sus países, haya un nuevo pacto social que trascienda las fronteras.
Por esto, la política en La Moncloa no pasa de ser una teleserie que sirve para que politólogos como Pablo Simón se sienten con palomitas a analizar qué dicen o hacen los políticos así como yo lo hago cuando veo HxH. Para nada más. Y esto, de nuevo, es general. Prácticamente no hay ningún país soberano, ni Estados Unidos, pero en el caso de España esta castración es mayor que la de sus vecinos e incluso es mayor que la de buena parte de América Hispana.
Saludos.