¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

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gálvez
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por gálvez »

Praxeología (es decir, falacia circular y fé del carbonero) y chascarrillos, no hay más.

En el fondo con esos mimbres no es mas que una cuestión de fé...algo que se define a si mismo , falacia circular cómo los dogmas religiosos.

Un dogma religioso de corte maniqueo. Es enternecedor escuchar a Huertra de Soto, gran pope austriaco local, afirmar que el estado es el demonio y que Dios es libertario.

saludos
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Shaiapouf
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Shaiapouf »

Ahí lo que estás observando es el crecimiento del PIB per cápita desde 1948 hasta 1989, pero el crecimiento de la URSS parte mucho antes. Realmente, el crecimiento soviético tuvo su esplendor durante la década de los 30 y 40 y desde los 60 en adelante se fue en descenso.

Si analizamos la proporción de este (PIB per cápita década 2/PIB per cápita década 1), el resultado es el siguiente:

La proporción 1989/1920 es la mayor por lejos, representa más de 12 veces. En comparación, Japón y Corea no llegan a superar las 10 veces. Es decir, partiendo desde 1920 y terminando en 1989, la URSS es quien más creció en PIB per cápita.

Analizándolo así tiene sus trampas.

1920 es un año clave, recién habían ganado la revolución y estaban en plena guerra civil. Claramente el PIB y PIB per cápita soviético era una miseria incluso comparado con la Rusia zarista.

La proporción 1989/1946 en cambio te mueve todos los órdenes.

Corea creció 14 veces y la URSS menos de 4.

Y si revisamos la proporción 1989/1970 el crecimiento del PIB per cápita soviético es inferior a 2, inferior a su vez de todos los países con los que hice la comparación: Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia, Corea, Japón, Chile, Italia, muy cerca de la media global y solo superando a Argentina.

Es decir, la economía soviética sí tuvo su gran etapa de crecimiento, pero fue tras una gran etapa de pérdidas... la revolución y la guerra civil es lo que dejó.

Hay que analizar los datos de crecimiento en esos contextos.

Podemos concluir dos cosas:

1. El modelo adoptado por los soviéticos (en realidad, LOS MODELOS) tuvo su efectividad al momento de sacar a estos de la ruina posrevolución, y además pudo generar una industria pionera a nivel mundial (bélica y aeroespacial, básicamente).

Ese crecimiento fue rápido y efectivo en ese sentido.

2. El modelo soviético fue tan rápido para crecer como también para estancarse.

La gracia de la planificación burócrata centralizada es esa. Si tienes un stock de recursos humanos y espaciales dados, con un excedente en el campo lo suficiente para alimentar las bocas de una nueva clase de trabajadores que a duras penas tienen para vivir, puedes desarrollar una industria exitosa.

Una o dos industrias que no necesariamente den abasto para que el resto de la economía se industrialice, pero al menos son capaces de competir internacionalmente.

Pero cuando se te acaba ese stock, viene el declive y estancamiento.

Precisamente cuando ya no hubo un excedente tan masivo de trabajadores, ya no había de dónde producir en esos términos tan extensivos.

Se podía haber desarrollado la productividad por trabajador en sectores claves, pero para eso se necesitaba más que solo una orden burocrática.

Esto es lo que olvidan los leninistas y estalinistas a día de hoy.

Olvidan que el éxito de la URSS fue tan grande como las causas de su fracaso.

Un fracaso que no tiene que ver solo con las medidas de Gorbachov, sino que ya se olía desde los 60 y la primavera de Praga (fundamentalmente lideradas por una clase media con estudios y que podría haber servido para modernizar a la economía).

En conclusión.

Si el crecimiento ostentado durante los primeros 50 años se hubiera perpetuado la URSS hoy tendría (de existir, claro) un PIB per cápita de 40 o 50 K dólares.

Si el crecimiento ostentado entre 1970 y 1989 se hubiese mantenido, el PIB per cápita de la URSS hoy por hoy, sería de más o menos unos 13 o 15K dólares.

El primero es digno de un país desarrollado, el segundo es propio de un país latinoamericano, inferior al chileno incluso.

No hay motivos para suponer que la URSS con su modelo, hubiera vuelto a su época épica de crecimiento. Lo más probable es que se sostuviera en el segundo escenario.

El problema de los comunistas en la actualidad (no todos, pero sí la gran mayoría), es que cuando observan estos datos prefieren rebuscarse unas salidas muy tiradas de las mechas. Algunos te objetan diciendo que la productividad no es importante que solo es un dato "burgués", otros te dicen que lo que faltaba era otro Stalin ( :jojojo ) y finalmente están los que te salen con el ejemplo chino.

Lo de Stalin tiene algo de sentido. Ya que es cierto que durante sus 30 años hubo un gran crecimiento y finalmente fue bajo su liderazgo que se derrotó a Alemania y se logró ese podio hegemónico en la mitad del globo casi, pero precisamente su figura como dictador existió en el momento y lugar que se podía entender, cuando era necesario y posible colectivizar e industrializar a la fuerza, cuando eso se hizo, el PCUS tomó el control y ya otro Stalin era tanto impensado como absurdo.

Lo de China es que lo mires por donde lo mires, es un país capitalista, y ciertamente su administración centralizada tiene efectos en su industrialización, pero esa misma dosis la han aplicado otros países desarrollados (aunque en una dosis más leve) y con el tiempo (como en China), la liberalización se vuelve regla. Es la ley del capital la que termina predominando. Y ya que, como en China no se ha liberalizado la política, lo que estamos viendo es una dictadura política, y un capitalismo de Estado económico... es uno de los peores escenarios en muchos sentidos.

La mayoría de los comunistas son hoy, o socialistas utópicos o estalinistas que nunca leyeron a Marx.

Ojo. Con esto yo no me sumo a la crítica burguesa liberal y a festinar la caída de la URSS. Creo que hubo elementos positivos en su existencia: no se entiende tal esfuerzo político en la construcción del Estado de bienestar sin el factor soviético amedrentando a la clase burguesa, tampoco se entiende el desarrollo de una clase proletaria y media sin la URSS (todavía hoy, muchos intelectuales, médicos y profesores rusos estudiaron gratis en la universidades soviéticas), ni tampoco se entiende la liberación de muchos pueblos del yugo colonial sin el actuar directo e indirecto de la URSS (y también de Estados Unidos), pero eso no significa seguir pontificando un modelo que históricamente ya está caduco hasta en Beijing.
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Col. Rheault
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Col. Rheault »

El término «intelectuales», cuya autoría se atribuye a Clemenceau, fue acuñado en realidad por Maurice Barrès en 1898, al filo del caso Dreyfus. Como bien se sabe, Dreyfus, un militar judío, fue acusado de filtrar secretos al enemigo alemán. La acusación era infame, y el proceso se amañó con pruebas falsas. Pero la derecha reaccionaria francesa (un lío legitimista, nacionalista y católico) necesitaba una plataforma desde la cual expresar sus sentimientos hostiles a la Tercera República, y transcurrido un poco de tiempo, importó menos lo que hubiera hecho Dreyfus que los alegatos a que daba pie su presunta felonía. De manera que Francia se dividió en dreyfusards, y antidreyfusards (los lectores de En busca del tiempo perdido de Proust, judío y dreyfusard, saben bien a qué me refiero). Émile Zola abrazó la causa dreyfusarde y publicó en 1898, en L’Aurore, su artículo célebre “J’accuse…!”. Proliferaron manifiestos y peticiones de firmas, entre otras, una promovida por Léon Blum, quien solicitó su apoyo a Barrès. Barrès contestó que nones y adornó a Zola, Blum y compañía con el epíteto que se haría pronto famoso. Barrès era un reaccionario, o, quizá, un protofascista: en 1899 pronunciaría un discurso («La terre et les morts») que se anticipa al lema «Blut und Boden» («La sangre y la tierra») de Walther Darré, nazi de mucho provecho (la expresión había pasado antes por las manos de Spengler).

https://www.revistadelibros.com/donde-e ... lectuales/
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José
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por José »

Bueno, en realidad los chinos nunca han renunciado al marxismo. Simplemente, consideran que están en una etapa primaria de socialismo (por su bajo nivel de riqueza material) y se ven en la necesidad participar del crecimiento económico para, después, perseguir una forma más igualitaria del socialismo. En realidad, ellos adaptan su sistema según contexto que esté atravesando el país. En ese sentido, el "socialismo con características chinas", como así se le conoce, me parece bastante práctico. Es lo que ha convertido a China en un país más o menos desarrollado. De hecho, China está más desarrollada de lo que se piensa. Se hace pasar por un estado en vías de desarrollo para tener ciertas facilidades comerciales. Desde luego, no conozco un país que se diga a sí mismo "comunista" y que se haya desarrollado tanto como la República Popular China. Otra cosa es que sea un régimen autoritario.

Por cierto, el otro día te describí como un "marxista clásico", por tu defensa de la teoría del valor-trabajo, pero me has dejado un poco en fuera de juego después de leer este texto.
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Shaiapouf
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Shaiapouf »

Ojo, esto tiene que leerse detenidamente. Los chinos no han renunciado a ser un país gobernado por el Partido comunista maoísta. Ahora, valdría la pena entender qué cojones es el maoísmo, y éste es una revisión del estalinismo, el cual a su vez es una revisión del marxismo clásico.

El revisionismo está bien. En ciencias siempre se revisan postulados, se ponen a prueba y se certifica lo que sigue siendo válido y lo que no. Pero en cuanto al marxismo, por norma general todos los revisionismos desde Lenin en adelante han diluido el Materialismo Histórico en algo mucho más pseudocientífico e ideológico.

Por otra parte, incluso si los chinos enarbolasen el "marxismo clásico", el hecho es que su régimen no tiene nada que ver con la dictadura del proletariado en Marx y Engels. Es una dictadura del partido único, claramente, no del proletariado.

La dictadura del proletariado no es otra cosa (dicho sucintamente) que la democracia obrera, o la democracia "real" superando el formalismo de la sociedad burguesa.

Podemos estar a favor o en contra de esta descripción política de la democracia, pero la dictadura del proletariado no es ni el gobierno de Stalin, ni el gobierno de Mao o Castro.

Marx y Engels fueron muy críticos contra toda forma de régimen político que se sostuviera sobre una burocracia aislada de la sociedad, y siempre mostraron su apoyo a toda forma de emancipación social de las personas, por algo antes de dedicarse a la economía, Marx como periodista criticó duramente la censura, el discurso oficial y sí... también los impuestos.

En este sentido el discurso ético de Marx era muy cercano al liberalismo, la diferencia es que él aterrizaba su crítica a una sociedad que concebía como partida en clases sociales y no solo "individuos", esa es la gran diferencia entre Marx y un liberal del siglo XIX.

Por otra parte, económicamente esta dictadura del proletariado no es lo mismo a solo "administración centralmente planificada", la crítica de Marx al fetichismo en la economía va justamente en la organización económica donde el trabajo abstracto se autonomiza y universaliza. Intentar eliminarlo mediante la fuerza de la política y no el cambio social - técnico, tendría consecuencias desastrosas. Por eso ni lo de la URSS, ni lo de la China actual pueden considerarse un socialismo científico.

La URSS no era capitalista, pero tampoco socialista. Y la China actual es capitalista de Estado, de socialista no tiene ni al partido.

Evidentemente la gran mayoría de twitteros y "opinólogos" marxistas, comunistas, de izquierda nacionalista, poco se han leído de la obra de Marx, como mucho han cogido el Manifiesto Comunista, de allí a su obcecada tendencia a apoyar gobiernos nacionalistas "antiimperialistas", estatistas y burocráticos, mírese América Latina y España, la opinión generalizada de la izquierda radical con regímenes como el cubano, el venezolano, el argentino, y para el colmo, otros como el mismo iraní.

Sí, el leninismo hizo mucho daño al pensamiento reflexivo y científico-crítico de la izquierda, y muy a mi pesar, sigue siendo ampliamente mayoritario.

Soy un "marxiano" :jojojo o bueno, un marxista clásico. Pero no sé qué entienden por marxista clásico. Si es eso de "volver a las raíces del movimiento obrero de 1918" pues no... ahí ya había una revisión. Por eso prefiero catalogarme solo como un marxiano (lector crítico de la obra de Marx y Engels) que analiza el mundo mediante el materialismo histórico.

Este último, posee una fuerte impronta científica (no exenta de críticas y dilemas, claro está) para analizar a la sociedad. Y sirve tanto para analizar el porqué de la situación actual en el mundo, como el porqué de la caída de la URSS.

Un dato freak. El mal desempeño de la URSS se analizó tanto desde el marxismo como desde el liberalismo económico (Hayek por ejemplo tiene buenos artículos), y en general coincidían en buena parte de su diagnóstico.
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gálvez
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por gálvez »

Eres la segunda persona que leo sobre las confluencias entre liberaliasmo clásico y el Marxismo de Marx y Engels.
El primero fue el economista coreano Ha-Joon Chang que afirmaba que la manera de aproximarse a la economía era muy parecida (teoría del valor etc...) tan solo se diferenciaba en el analisis de la estructuración social y otras cuestiones ideológicas ....pero con muchísimas coincidencias de enfoque analítico.Afirmaba que incluso MArx podría considerarse en economía cómo un liberal clásico , algo herético y tal, pero dentro del mismo ámbito.
Creo que lo afirma en su obra Economía para el 99% de la población

saludos
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Shaiapouf
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Shaiapouf »

Hola Gálvez, qué tal?
Así es.

Si uno analiza las tres grandes corrientes de pensamiento económico que han dominado la economía durante el siglo XX -marxismo, liberalismo y keynesianismo- (ya sé que hay más, y que dentro de estás también hay otras versiones pero se entiende a donde voy), se puede decir que, la gran diferencia en estas es que mientras el liberalismo cree en el libre mercado que se regula solo y que tiende al equilibrio, el keynesianismo discrepa porque hay una dosis sana de intervencionismo estatal necesaria para que la economía vaya en buen ritmo, uno podría suponer a priori que el marxismo (o mejor dicho el materialismo histórico) tendería a jugársela más por el keynesianismo, pero en realidad es a la inversa, desde su perspectiva el capitalismo es un sistema con sus propias leyes objetivas y que intervenir en ellas genera más distorsiones que otra cosa, en este aspecto la teoría de las tasas de interés o la inflación en Marx son más cercanas a los liberales que a Keynes (cuando un marxista argentino por ejemplo critica la política económica de su gobierno porque tiende a la inflación, fuga de capitales y el déficit, los principales defensores del mismo, y en general todos keynesianos o neokeynesianos, los tachan de "criticar desde la derecha o desde el liberalismo"). La principal diferencia está en que el liberalismo tiene una teoría del valor subjetiva y el marxismo una teoría del valor objetiva, esta no es menor, pues aceptar que el valor solo proviene del trabajo implica a su vez que todo beneficio empresarial se origina en la explotación, mientras que aceptar que el valor es subjetivo, significa que el trabajo es remunerado por su productividad, y por tanto no habría explotación.

Entonces, mientras el liberal dice que liberalizar la economía generará empleo y crecimiento, el marxista también lo cree, pero el liberal a su vez asume que ese empleo y ese crecimiento será, en la medida de que la economía sea libre, equilibrado y justo sin espacio a crisis y problemas, mientras que el marxista dirá que ese crecimiento no es ni equilibrado ni justo y que tenderá a la crisis. El marxista reconoce que el capitalismo trae riqueza a la vez que explotación, enajenación y que todo auge engendra su semilla de autodestrucción (declive, crisis, desvalorización). El keynesiano en cambio te dirá que ese crecimiento puede ser prolongado y estable en la medida que el Estado se la juegue, pero esa afirmación contiene lo que el marxista critica por ser una "vendida de espejitos" a los trabajadores, pues se está diciendo que hay dos capitalismos, uno bueno y otro malo, uno caótico (liberal) y otro ordenado (keynesiano), uno injusto (liberal) y otro justo (keynesiano), cuando en realidad hay solo UN capitalismo que es bueno y malo, es por lo tanto dialéctico.

En términos políticos ocurre lo mismo cuando se debate sobre la cuestión del Estado. Un liberal clásico del siglo XIX cree que el Estado debe ser mínimo, Marx por su parte también lo postulaba en tanto para él "los impuestos son un robo" y el Estado es una estructura de funcionarios que viven a expensas de los impuestos y que en lugar de representar los intereses del trabajador, representaban los intereses de la clase dominante. Nuevamente vemos un punto medio cuando emergen los socioliberales y los socialdemócratas, ambos, a favor del Estado y de la democracia que hoy conocemos diciendo todo lo contrario. Pero si leemos la crítica de un libertario, minarquista o ancap, ya sea Huerta de Soto, Axel Kaiser o Juan Ramón Rallo, como también un marxista clásico, la crítica al Estado es mucho más similar de la posición "centrista". El centrista del mainstream te dirá que el sistema político actual es el mejor, que la democracia representativa, los partidos y políticos son útiles, necesarios y el camino al progreso, un liberal y marxista clásico dirá "sí, pero todavía es mejor despojarse de toda esa maquinaria de funcionarios y chupadores de sangre".

La diferencia, nuevamente la vemos en el origen de esa crítica. El liberal clásico cree que solo hay individuos, por eso en su mundo ideal lo que tiene que haber es un mundo donde el individualismo sea la máxima expresión política, sí reconocen que hay organizaciones colectivas, pero estas no pueden superar al individuo, por lo tanto en un futuro ideal, da igual que haya o no un Estado único o 100.000 Estados pequeños, mientras el individuo pueda asociarse y desasociarse su modelo se mantendrá. Un marxista clásico en cambio no ve "sólo individuos", además hay clases sociales, y estas no solo solo una suma de individuos, por lo tanto en el marxismo el colectivo vale más que el individuo, de esto se desprende que en el mundo ideal marxista, también daría igual si hay un Estado mundial o 100.000 pequeños, mientras colectivamente se tienda a un bien común donde el deseo y necesidad mayoritaria sea el que prime (o dicho de otro modo, la democracia real), su modelo se mantendrá.

Por esto, tanto el centrismo de Wilson y Roosevelt por una parte, como el antiimperialismo de Lenin y Stalin por otra, fueron una revisión y adaptación del liberalismo y marxismo clásico respectivamente. El liberalismo se ubicó en el centro de la arena política y cuando se hizo fuerte a nivel internacional el antiimperialismo de Lenin y Stalin sirvió como contrapeso y pseudo aliado internacional. Mientras Wilson hablaba de autodeterminación de las naciones, Lenin hablaba de antiimperialismo, ambos muy preocupados de la independencia de los pueblos (no de los mismos pueblos claro está), mientras Roosvelt, Truman y Kennedy hablaba del "desarrollo económico de las naciones subdesarrolladas", Stalin y Jruschov hablaban de la construcción del socialismo. Y todo esto se refería a lo mismo: desarrollo estatal, elecciones, desarrollismo económico, creencia en valores universales.

El modelo entre 1930/40 y 1980 tuvo un componente económico keynesiano en el mundo capitalista (y desarrollista en el tercer mundo, que era una forma de keynesianismo pero de pobres) y políticamente centrista jacobino (si se quiere), mientras que en el comunismo el modelo era de planificación central económica y centralismo democrático (o burocrático), margen aparte de las enormes distancias entre ambos, eran a su vez más distantes con sus respectivos orígenes filosóficos que entre sí. Entre sí se equilibraban y beneficiaban mutuamente, el hecho más significativo fue el pacto de Yalta y todas sus consecuencias geopolíticas desde 1945 a 1991.

El liberalismo clásico en cambio incluso en su más reducida trinchera estuvo en contra de este modelo político, lo mismo el marxista clásico. Un liberal podía estar en contra tanto de la deriva política estadounidense, francesa y (sobre todo) soviética, pero un marxista clásico también lo haría con todos esos regímenes... y no son pocos los marxistas europeos que fueron censurados y declarados personas non gratas en Moscú.
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gálvez
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por gálvez »

Muy interesante análisis. Yo añadiría un matiz. LA confluencia entre MArx y el liberalismo clásico (el contemporáneo a MArx) es aun mayor del que afirmas. Es que coincidían hasta en la teoría del valor. Un liberal clásico tiene exactamente la misma teoría objetiva del valor que un MArxista...fijate por ejemplo en David Ricardo y la ley de hierro de los salarios, es directamente maximizar plusvalía y darle al trabajador lo justico para que no palmase.Lo que dices del criterio de valor subjetivo , el marginalismo y tal no es una cosa de la economía liberal clásica, sino de la NEOClásica, eso es ya teoría del siglo XX.

LA aproximación de MArx a la teoría del valor es exactamente la misma que la de los liberales clásicos....lo que si difiere es sobre la justicia del asunto.
En el siglo XIX priman en el liberalismo ideas neodarwinistas , manchestarimo clásico y tal, que no es que negasen la explotación del trabajo....sencillamente no lo veían "injusto" sino el órden natural de las cosas y el deseable.LA selección natural pura y dura, donde el capitalista sería una especie de superdepredador fruto de la selección natual social....ergo la explotación era algo justo y deseable

El marxismo no ve , evidentmente, eso justo y desarrolla su teoría de lucha de clases

ES más un matiz moral que un matiz meramente técnico, lo de la teoría de precios objetivas (que es un concepto muy intuitivo) era algo compartido por los economístas clásicos, tanto liberales cómo marxistas

saludos
Ramongabea
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Ramongabea »

Análisis muy interesante el cuál da mucho para pensar e incluso comentar. :bigboss:
nedtoto
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por nedtoto »

No hay "izquierda" y "derecha", sólo intereses y demandas temporalmente inconsistentes.
José
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por José »

Prácticamente, estoy de acuerdo. El eje izquierda-derecha está obsoleto. Aunque, empleo estos términos para que se me entienda.
Roronoa Zoro
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Roronoa Zoro »

En la historia no pintan los intelectuales ya que la historia es averiguar lo sucedido en el pasado y ya esta, en base a los documentos encontrados. Los intelectuales son en ciencias(tecnologias y de la salud) o en ciencias económicas. En lo demás ser intelectual es lo mismo que ser un charlatan.
Roronoa Zoro
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Roronoa Zoro »

No estoy de acuerdo, ahora se nota mucho más que nunca. En plan dos bandos bien separados en el que al contrario le insultan y le ponen de todo.
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Col. Rheault
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Col. Rheault »

Cuando éramos intelectuales

Una ambiciosa obra recorre el siglo XX a través de los pensadores (de Zola a Gide, de Sartre a Camus) involucrados en política - Su autor da por extinta a aquella raza

JOSÉ MARÍA MARTI FONT
Barcelona - 28 OCT 2010 - 07:00 CEST

El intelectual, los intelectuales. Ese oráculo que interpretaba la realidad para el común de los mortales ya no existe. Al menos, tal y como se conoció durante el siglo pasado y, más concretamente, en Francia, verdadera patria del término. Jean-Paul Sartre los definía como alguien que se ocupaba de lo que no le importaba. La aparente boutade la suscribe el historiador Michel Winock (París, 1937), autor de la monumental El siglo de los intelectuales (Edhasa). Para él, el intelectual "es alguien que ha adquirido una cierta reputación por sus obras -casi siempre un escritor o filósofo- y la utiliza para intervenir en el campo político, que originalmente no es el suyo".

En sentido estricto, la figura del intelectual nace a finales del XIX en Francia en torno al caso Dreyfus, aquel militar judío falsamente acusado de traición. Su caso lo denunció en la prensa el escritor Émile Zola con su famoso Yo acuso, detonante de una división en la sociedad francesa que marcaría el pensamiento político del siglo XX. Para Winock ya está en Voltaire y los filósofos de la Ilustración, pero es con el caso Dreyfus cuando nace el término que hasta entonces solo era un adjetivo. "Es Clemenceau, en enero de 1898, el primero que se refiere a 'esos intelectuales'. El concepto entra así en el lenguaje común".

Desde el primer momento los intelectuales toman partido. A Zola se le enfrenta el brillante Maurice Barrès, que parte del término para burlarse de él, aunque él mismo sea un intelectual... de derechas. "El caso Drey-fus es un caso de antisemitismo", explica Winock. "Pero el antisemitismo es accesorio. En realidad es la oposición entre quienes reivindican la verdad y la justicia -los valores universales- y los que dicen que lo que cuenta es la defensa de nuestra patria, del particularismo, los nacionalistas".

Winock divide su trabajo en tres grandes épocas. Al protagonizado por Zola y Barrès, sigue el inquietante periodo de entreguerras, con la gran figura carismática de André Gide. Es un momento en el que el intelectual se ve obligado a comprometerse más allá del papel. "Gide es un hombre de gran coraje, que se enfrenta al tabú de la homosexualidad -él mismo es homosexual-, que se atreve a criticar a la URSS pese a sus simpatías por el comunismo y que denuncia el colonialismo, hasta el punto que su libro Viaje al Chad y al Congo, acaba forzando al ministro de las Colonias a retirar las concesiones". A Gide "le piden que no publique estas denuncias con todo tipo de argumentos, el poeta Ilia Ehrenburg llega a decirle que, incluso si es verdad su denuncia del estalinismo, no puede hacerlo público para no desmoralizar a quienes luchan contra los fascistas en la Guerra Civil española. Pero es valiente y lo hace".

Aunque quien realmente resuelve el dilema sobre si el intelectual debe pasar a la acción es André Malraux, que en 1936 se une al bando republicano en España como piloto de avión en la defensa de Madrid. "La mayoría de los intelectuales no son gente de acción, Malraux es todo lo contrario. Su papel en la Guerra Civil tal vez se haya exagerado, pero lo cierto es que hizo llegar aviones a la República pese a la política de no intervención que ataba las manos del Frente Popular en Francia y, aunque no sabía ni pilotar ni navegar, se comprometió en la operación que cerró el paso a la columna del general Asensio, asegurando la defensa de Madrid. Fue un gran propagandista que recogió fondos para la República, especialmente en una gira por Estados Unidos. Hay otros intelectuales que pasan a la acción, como el poeta René Char, muerto en la resistencia contra los nazis. Son figuras heroicas, pero no abundan, porque tampoco hay tantas oportunidades como la Guerra Civil española".

La tercera parte de El siglo de los intelectuales tiene a Sartre como protagonista. "Sartre, tal vez esté sobrevalorado, pero sigue siendo una referencia", explica. "Su desgracia, en lo que a la posteridad se refiere, es que acabó en el campo de los vencidos, porque fue filocomunista en los cincuenta e izquierdista en el 68; desarrolló la idea revolucionaria y la caída del comunismo lo puso en evidencia. Albert Camus hizo el camino contrario; desacreditado en vida, marginado por la izquierda y sus compañeros de viaje, reaparece ahora brillante porque él no se equivocó". Pero Winock defiende a Sartre. "No era solo un intelectual comprometido, también era un escritor y su prosa sigue siendo muy potente, magnífica, inteligente".

Sartre murió en 1980. Camus había muerto 20 años antes. Raymond Aron, en 1983. Michel Foucault, en 1984. Bourdieu, en 2002.
¿Qué es lo que queda entonces de los intelectuales? "Mi tesis es que el intelectual clásico se ha acabado", responde Winock, "era una especie de guía, de profeta, como esos que hemos citado, maîtres à penser, y esto se ha acabado, de entrada porque hay una elevación del nivel de cultural de la sociedad. La historia de los intelectuales empieza en un periodo en el que muy pocos van a la universidad y la gente tiene necesidad de referencias superiores. Además hemos pasado por la revolución de la comunicación y ahora Internet permite a todo el mundo expresarse. La conclusión es que ya no son necesarios los intelectuales. Y en cuanto a defender grandes causas, ahora hay asociaciones de todo tipo que defienden causas precisas, parciales". "Si compara un periódico de la década de 1950", sugiere, "con uno actual, verá que ahora hay muchísimos debates y tribunas sobre temas muy diversos, con nombres que rápidamente se nos olvidan; son intelectuales anónimos. Antes la palabra estaba monopolizada por unos pocos, ahora hay un intelectual colectivo que puede expresarse cada día y lo hace por muchos medios".

"Queda el intelectual mediático, como sería en caso de Bernard-Henri Lévy", admite, "y el intelectual específico, que en palabras de Foucault, es alguien que no habla de todo, sino que tiene una competencia sobre algo, e interviene sobre su competencia".

https://elpais.com/diario/2010/10/28/cu ... 50215.html
"Demand me nothing; what you know, you know: / From this time forth I never will speak word"
José
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por José »

Los bandos son, más bien, los que se autodenominan como "izquierda" (estatistas, keynesianistas, globalistas y gente Woke) contra el resto.
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Col. Rheault
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Col. Rheault »

La desfachatez intelectual
Ignacio Sánchez-Cuenca
Catarata. Madrid, 2016.

Hace tiempo que colecciono tonterías sobre Internet. Una de mis favoritas es la siguiente: "La televisión era útil para el ignorante porque seleccionaba la información que él podría precisar, aunque fuera información estúpida. Internet es un peligro para el ignorante porque no filtra nada".
Lo más curioso es que esa desinformada y paternalista opinión (olvida la multiplicidad de canales televisivos, cree que a la gente común hay que protegerla de los riesgos del conocimiento) la formuló Umberto Eco.
Y no es un caso único. El curioso lector comprueba sorprendido cada semana como muy ilustres escritores pontifican en las páginas de los diarios sobre los más dispares asuntos sin el más mínimo respeto ni al rigor de los datos ni a la coherencia del razonamiento.
A ese fenómeno, al que estamos cada vez más mal acostumbrados, lo califica muy acertadamente Ignacio Sánchez-Cuenca, en el título de su último libro, de desfachatez intelectual. Lo que él afirma seguramente que muchos lo han pensado (e incluso lo habrán dicho anónimamente en algún foro de Internet), pero solo él se atreve a afirmarlo en las páginas de un libro y con nombres y apellidos. A Gustavo Bueno, por ejemplo, lo considera "la encarnación misma del energúmeno". No le niega "inteligencia y conocimiento portentosos", pero sus libros últimos sobre la televisión, la democracia, el nacionalismo, las izquierdas "son volúmenes mayormente ilegibles, llenos de ideas absurdas y disparates reaccionarios, que reflejan con suma precisión los estragos del aislamiento intelectual".
No se piense, por estas y otras afirmaciones al paso (como la referencia al "matonismo verbal" de Pérez-Reverte), que nos encontramos ante un panfleto. Sánchez-Cuesta ejemplifica y trata de razonar sus afirmaciones. El análisis que realiza del libro de Muñoz Molina Todo lo que era sólido, tan unánimemente aplaudido, resulta en este sentido ejemplar. Muñoz Molina presume de que es la suya una escritura que ha aprendido en el New Yorker o en el New York Times, "el respeto estricto por los hechos, la necesidad de comprobar al máximo la veracidad de cada cosa que se decía". Pero en sus elucubraciones hay más autobiografía y abusivas generalizaciones, empalagosa quejumbre, que análisis objetivo de las razones de la crisis.
El terrorismo, el nacionalismo y la crisis son los tres asuntos que centran el libro de Sánchez-Cuenca. Savater, Jon Juaristi y Félix de Azúa, tres de los principales protagonistas. También ocupa un lugar destacado Vargas Llosa, uno de los principales panegiristas de Esperanza Aguirre (a quien llegó a calificar como "la Juana de Arco del liberalismo"), incluso cuando sus colaboradores iban siendo imputados uno tras otro y callando que esa campeona del liberalismo financió con dinero público, a través de la fundación Arpegio, su carrera hacia el Nobel.
No se ocupa mucho de Juan Manuel de Prada, quizá porque lo considera una presa demasiado fácil, pero todas sus intervenciones son estelares. Considera, por limitarnos a un ejemplo, los cuadernos de caligrafía Rubio como lo más decisivo en la formación de varias generaciones de españoles y "expulsar la caligrafía de las escuelas" poco menos que la causa de la decadencia del mundo contemporáneo.
Leemos a Sánchez-Cuenca y respiramos aliviados: no somos los únicos que consideramos que una tontería es una tontería, la firme Umberto Eco, Javier Marías (el que afirmó que escribe a máquina sus artículos porque le gusta corregir a mano, sin haberse enterado al parecer de que existen las impresoras) o Félix de Azúa, cuyo creciente furor antinacionalista va acompañado de un cada vez mayor desdén por el mínimo rigor intelectual.
Pero con los disparates de los intelectuales de cierto renombre pasa exactamente igual que con los de Donald Trump o los de los participantes de El gran hermano: cuanto mayores son más eco encuentran en la audiencia. Los directores de los periódicos y los programadores de televisión lo saben. A veces da la impresión de que los análisis políticos o sociales de nuestros intelectuales forman parte de la industria del entretenimiento o que solo son un desahogo del fin de semana.
¿Quiere esto decir, como afirma Sánchez-Cuenca, que hay un exceso de literatura en los periódicos? No estoy yo muy de acuerdo con ello. En las publicaciones periódicas, desde sus comienzos, no se ha publicado solo lo que llamamos periodismo; el cuento o el poema encuentran incluso en ellas un ámbito más propicio que el libro. Lo que ocurre es que literatura de no ficción, como la crónica, no pueden tomarse las libertades de la literatura de ficción.
Haber escrito importantes novelas, admirables poemas o profundas indagaciones filosóficas (en el caso de haberlo hecho, que no siempre es así), no garantiza que nuestras opiniones, enunciadas a vuela pluma y sin mayor reflexión, aunque estén redactadas con primorosa caligrafía, valgan más que las del tendero de la esquina (a menudo mucho más sensato).
Ignacio Sánchez-Cuenca nos ayuda a no dejarnos deslumbrar por el brillo de los nombres propios. Y añade a la particular colección de disparates de cada lector de prensa alguna insuperable perla como la afirmación de Fernando Savater de que cualquier parado cambiaría su vida por la del toro de lidia: con gusto aceptaría que le torturaran públicamente antes de asesinarle con premeditación y alevosía con tal de haber llevado antes una vida libre y regalada. En España se pueden decir tales cosas y seguir siendo considerado un intelectual prestigioso.

http://crisisdepapel.blogspot.com/2016/ ... ctual.html
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Shaiapouf
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Shaiapouf »

La definición de izquierda y derecha al modo clásico está obsoleta, pero está obsoleta no porque no exista la izquierda y la derecha, al contrario. La caducidad se debe a que las coordenadas de estás no es la misma a la que se tenía hace 30 o 40 años.

Sin ir más lejos, la izquierda hoy está a favor de privilegios, de modelos de sociedad presumiblemente reaccionarios, elitistas, y segmentados a nivel sexual, racial y hasta espacial.

La izquierda abandonó hace décadas el intento por actualizarse en materia económica. Grandes economistas de izquierda que superen el caduco keynesianismo no hay, quizás con Piketty se inicie un germen que tardará décadas. Pero en lugar de centrarse en el mundo de la economía, prefieren centrarse en el mundo del relato identitario, está (o estaba) su fuerte.

La cuestión es que para muchos cuesta llamarlos de izquierda porque a la hora de la verdad son más reaccionarios que VOX. :hombros Y porque desde el espacio de las derecha emergen partidos, ideologías y pensadores que rompen con los obsoletos esquemas de la derecha: libertarianismo, plataforma cívica democrática, la Nueva derecha que está lejos de ser una alianza de conservadores.

Cuando tienes a la izquierda a unas feministas dictándote cátedra de cómo debes comportarte para ser considerado un hombre correcto (tal cual manual de Carreño) y por otra tienes a la derecha diciéndote que quieren liberar a los individuos de las mafias estatales, empresariales y sociales, pues sí... quedas un poco KO. Y allí tienes a avicena queriendo venderme la moto de que Milei es ultraderecha y ultraconservador y seguramente también ultra autoritario porque dice hijos de puta y caca.

:hombros
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Roronoa Zoro
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Roronoa Zoro »

Te equivocas porque el PP defiende valores de derechas como por ejemplo que se fomente más el uso de la sanidad privada sobre la publica. Ya que el modelo ideal de sanidad del PP es la de EEUU. Otra cosa es que Vox es en ese aspecto un PP sin compejos. Y lo mismo respecto a la educación, fomentar el uso de la educación privada como sucede en EEUU. Eso por decir dos ejemplos.

En cuanto a la llamada izquierda, defienden lo publico para los ciudadanos mientras que ellos usaran la sanidad privada y educación privada en su mayor parte.
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Shaiapouf
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Shaiapouf »

Hay que actualizarse:



Sin lugar a dudas Gustavo Bueno es uno de los filósofos de habla hispana más relevantes del siglo XX. Mucho más que cualquiera de esos postmodernos que teorizan sobre el color de las pupilas de las personas en el Congo.
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Col. Rheault
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Re: ¿Por qué los "intelectuales" suelen ser de IZQUIERDA?

Mensaje por Col. Rheault »

La derechización de los intelectuales españoles
Las ideas liberal-conservadoras son hoy hegemónicas en la esfera pública en nuestro país. En muchos casos son defendidas con ardor por gente que fue progresista en su juventud, y a veces, hasta marxista-leninista

Aunque viene de atrás y el proceso ha sido gradual, en los últimos años se ha acelerado, y desde luego se ha hecho más visible, un muy notable desplazamiento de buena parte de los intelectuales españoles hacia posiciones conservadoras y derechistas. Los intelectuales -entendiendo por tales, en un sentido muy amplio, a aquellas personas con un protagonismo destacado en la esfera pública: profesores universitarios, periodistas, escritores, etcétera- se han derechizado, muchas veces a cuenta de la negación de la diferencia misma entre la izquierda y la derecha, que consideran superada, mistificadora o simplemente sectaria.

Siempre ha habido muchos intelectuales de derechas y, como es lógico, continúa habiéndolos. Ocurre así en todas partes. Lo que no resulta tan habitual es que en el lado opuesto del espectro ideológico haya habido una especie de desbandada generalizada. Muchos de quienes escribían antes desde posiciones a veces furiosamente radicales o revolucionarias, hoy defienden no valores liberales, como quizá cabría esperar, sino ideas que sólo cabe calificar de reaccionarias.


Quienes han abandonado los principios progresistas tachan a quienes no lo hacen de dogmáticos
Este cambio se hace especialmente chocante en los casos más extremos, en aquellos que defendían la dictadura del proletariado, el marxismo más estricto, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, o incluso a la propia ETA. Muchos de ellos andan hoy en las antípodas de todo aquello. Sus preocupaciones ahora son muy distintas, como la defensa de la unidad de España, la guerra a los nacionalismos periféricos, el desprecio a la socialdemocracia, el combate frente a esas espectrales amenazas del relativismo y el multiculturalismo, el lamento por la pérdida del modelo antiguo de la educación, basado en la jerarquía y la disciplina, o la defensa, en nombre del realismo y la madurez, de cuantas intervenciones armadas tengan a bien emprender Estados Unidos e Israel.

Hay, por supuesto, casos mucho menos llamativos, pero seguramente más abundantes, de intelectuales que fueron de izquierdas, socialistas por ejemplo, que se identificaron en su momento con el proyecto de Felipe González, y que han pasado a abrazar una confusa mezcla de liberalismo y nacionalismo español que cristaliza en el desprecio a la figura de José Luis Rodríguez Zapatero. Muchos de ellos han dedicado grandes esfuerzos a hacer escarnio de esa pobre figura imaginaria, casi mítica, del progre profundamente antiamericano, que apoyaba a Fidel Castro, que tenía sus ambigüedades ante el terrorismo, que veía casposa la idea misma de España, que rechazaba los métodos memorísticos en la escuela, que hacía apología de un pacifismo ingenuo, que pensaba que la policía era un cuerpo represivo... En fin, un discurso perteneciente en todo caso al género autobiográfico y hecho en realidad con el claro afán de justificar ante sí mismos y ante la sociedad cambios ideológicos pendulares, que van de un extremo a otro. ¿Cuántos artículos de opinión en esa línea no hemos leído en las páginas de este periódico en los últimos, digamos, 15 años?

Quizá sea la cuestión eterna sobre el ser de España la que mejor ha permitido visualizar el cambio al que me refiero. Si en otros tiempos los intelectuales de izquierda creyeron tener una suerte de afinidad natural con los movimientos nacionalistas vascos y catalanes que reclamaban un Estado propio, hoy han abjurado completamente de aquellas ideas y las han sustituido por otras no menos dogmáticas y esquemáticas que las anteriores, según las cuales estos nacionalismos son un vestigio de la "tribu", una doctrina irracionalista de principio a fin que no cabe en nuestro orden liberal. El término "tribu" es hoy un comodín tan gastado como en su día lo fue el "sistema" o los "poderes fácticos".

Como una derivación natural de la cuestión nacionalista, la lucha contra el terrorismo de ETA ha tenido efectos similares. En estos últimos años han surgido, como si fueran setas, intelectuales que se mostraban muy indignados con los etarras, justo cuando ETA menos mataba. Estos antietarras sobrevenidos, que no se ocuparon de este drama en los tiempos realmente duros, y que escriben bien alejados del País Vasco, se han aprovechado descaradamente del prestigio moral que otorga la resistencia frente a ETA para hacer su peculiar ajuste de cuentas con las ideas que defendieron antaño.

Como todo fenómeno complejo, la derechización creciente de los intelectuales que fueron de izquierdas tiene múltiples causas. En primer lugar, cabe destacar el espíritu de los tiempos. El auge del neoconservadurismo por un lado, así como el colapso del marxismo que, por muy distintas que fueran las formas que adoptara, servía al fin y al cabo de lengua común de la izquierda, sumado todo ello a la confusión sobre el papel que puede desempeñar la socialdemocracia en el capitalismo actual, ha creado un clima propicio para el abandono de las antiguas convicciones ideológicas. No son pocos los que se han dejado arrastrar cómodamente por esta corriente. Aunque se suponga generosamente que los intelectuales somos gente que piensa por sí misma y revisa críticamente sus ideas, en realidad nos dejamos influir por las modas y las tendencias tanto o más que el común de los mortales.

El espíritu de los tiempos tiene además una especificidad propia en España. La historia política de nuestro país ha sido extremadamente convulsa. Sólo así se explica que muchos intelectuales abrazaran el izquierdismo para oponerse a Franco. Desaparecido éste, fueron evolucionando en la democracia hacia posiciones liberales que son las que habrían tenido de forma casi natural, por su origen social y formación, si España no hubiera pasado por una dictadura tan prolongada. A esto hay que sumar el estigma que ha arrastrado en nuestro país la derecha democrática debido a sus conexiones con el régimen anterior. Algunos intelectuales se atrevieron a hacer explícitas sus nuevas posiciones sólo cuando, tras la llegada del PP al poder en 1996, ese estigma comenzó a diluirse.

Hay también una cuestión generacional que no cabe soslayar. Los intelectuales que han tenido una fuerte presencia en la esfera pública desde los tiempos de la transición, cuando eran todavía muy jóvenes, tuvieron sus años de gloria bajo los primeros Gobiernos de Felipe González. Lo llamativo es que no se resignen a perder el oligopolio de las letras 30 años después. En un país normal, con un sistema político consolidado que lleve largo tiempo funcionando, la renovación de personas e ideas se produce con total naturalidad. Aquí no. Es anómalo que las personas que nacieron, aproximadamente, entre 1935 y 1950, comenzaran tan pronto y acaben tan tarde.

Su incomprensión y su desconcierto ante la generación socialdemócrata en el poder salen a relucir casi a diario. Que se trata de una cuestión generacional queda meridianamente claro por el tono de riña y suficiencia que se emplea para realizar lo que debería ser la crítica razonable al Gobierno y a su presidente. Esa falta de entendimiento generacional explica también, según me parece, la deriva liberal-derechista de tantos intelectuales que, sin embargo, se identificaron, con mayor o menor entusiasmo, con los Gobiernos socialdemócratas de Felipe González.

Este abandono de la izquierda ha provocado una creciente hegemonía de las ideas liberales-conservadoras, que son hoy las dominantes en periódicos, revistas de debate y ensayo, libros y otros elementos que componen la esfera pública. Los centros de agitación intelectual están hoy en la derecha. En la izquierda no extrema no hay nada parecido a un debate desde hace mucho tiempo, como atestigua la facilidad con la que se propalan en España tópicos exagerados y sin fundamento sobre el catastrófico estado de la educación, el desastre del sistema autonómico, o la cuestión de los derechos lingüísticos.

Lo más curioso del caso es que quienes han abandonado los principios progresistas exigen a los demás que recorran el mismo trayecto, de forma que si alguien se resiste se le tacha de inmediato de sectario, dogmático o vendido. El ardid es muy burdo como para pasar desapercibido y, en el fondo, resulta revelador de la incomodidad que muchos sienten cuando se les recuerda su "evolución", por llamarlo de alguna manera.

¡Qué extraños son estos nuevos liberales que se siguen creyendo progresistas!

https://elpais.com/diario/2009/05/24/op ... 50215.html
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