DETENCIONES, ASESINATOS Y MATANZAS EN MASA.
La represión franquista en la comarca de las Merindades comenzó desde el primer día del golpe de estado del 18 de julio de 1936. La sublevación triunfó rápidamente en Burgos y en la mayoría de los pueblos de la provincia tal y como hemos dicho antes. De forma rápida se comienzan con las detenciones y asesinatos de los miembros más representativos del Frente popular y demás vecinos afines a la causa izquierdista.
La zona sobre la que tratamos en este reportaje comprende tres ayuntamientos en concreto, cercanos y limítrofes entre si y que hacen de esos lugares una zona caliente y macabra en cuanto a represión franquista tras las lineas del frente de guerra. Son principalmente desapariciones forzosas que acaban en el asesinato tras una detención arbitraria y sin garantías civiles ni jurídicas.
El término municipal de Espinosa de Los Monteros cuenta con 20 núcleos de población y 5 entidades de población menores. La Merindad de Montija cuenta con 18 núcleos de población y 3 barrios o entidades menores. Y por último la Merindad de Sotoscueva cuenta con 26 núcleos de población, de los cuales 23 son entidades locales menores.
Entre los primeros en ser asesinados procedentes de las Merindades fue el diputado republicano Elíseo Cuadrado de Villarcayo el 3 de agosto, apresado días antes en Burgos. Fue “liberado” de la prisión burgalesa y recogido en la puerta para ser asesinado en el Puerto de La Brújula.
El 6 de agosto son fusilados el alcalde republicano de Medina de Pomar Elicio López Quintana y al concejal de la misma localidad Gregorio Gallaga Hormaechea, también sacados de la prisión de Burgos.
El 27 de julio es detenido en el Condado de Treviño (Burgos) el secretario municipal de Valle de Manzanedo Rufino Balbás de 53 años, destacado dirigente de Izquierda Republicana de Burgos. Fue trasladado a la prisión de Burgos y puesto en libertad el 19 de agosto. Regresa a su casa en Villarcayo donde es detenido por miembros de la falange local, quienes le encierran en la escuela-cárcel junto con el maestro de Incinillas Ángel Ruiz Crespo. Al día siguiente 20 de agosto se les lleva a las inmediaciones de la Cueva de La Humaraña en Montija, donde después de asesinarles se arrojan sus cuerpos.
LAS MATANZAS DE OCTUBRE DE 1936.
Hasta ahora hemos señalado asesinatos y desapariciones más o menos individuales o por parejas, pero es el 20 de octubre de 1936 cuando comienzan a producirse asesinatos en masa que acaban ocultos en el fondo de fosas comunes.
La primera matanza en Espinosa de Los Monteros.
Días antes de ese 20 de octubre se hacen detenciones en masa de personas, tanto hombres como mujeres, sospechosas de ser “rojos” o de “colaborar con el enemigo” y se les lleva a la cárcel de Espinosa de Los Monteros.
Los hombres detenidos son diez, Laureano Fernández Gómez de 64 años (Sotoscueva), Basilio Gómez Fernández de 43 años (Espinosa), Francisco Laso Ruiz-Rozas de 41 años (Espinosa), Aurelio Labín Ortíz de 48 años (Espinosa), Eduardo Martínez Mazón de 39 años y alcalde pedáneo de Quintanilla de Los Prados, Emeterio Palacios Gómez de 28 años (Santa Olalla), Nicolás Revuelta Santayana de 28 años (Espinosa), Celestino Zorrilla Baranda de 52 años (Espinosa), quien esta detenido desde el 5 de agosto y trasladado de Villacayo a Burgos y por último Espinosa, Claudio Sáinz de la Maza Fernández un joven de 16 años (Quintanilla de Los Prados) que atendía el ganado en una cabaña cercana al frente y al que acusan de “pasar información a los rojos de las posiciones nacionales”. El décimo hombre es Donato Zorrilla que logra escapar.
Estas nueve personas estuvieron desaparecidas desde ese día oscuro del 20 de octubre de 1936, se sabía que habían sido asesinadas tras sacarlas de su prisión en Espinosa e incluso se sabía por “algunos“ vecinos donde estaban enterrados sus cuerpos.
Tuvo que ser en la Semana Santa de 2012, cuando la Sociedad de Ciencias Aranzadi con Paco Etxeberría a la cabeza, el que tras una denuncia de un vecino afirmando que en su “jardín” había una fosa común de la guerra civil, se logró encontrar y exhumar los restos de esas 9 personas. (
https://cronicasapiedefosa.wordpress.co ... os-burgos/).
Esta fosa se encontraba en la calle de la Riva, emplazada actualmente entre el jardín de una vivienda y parte de la acera de la carretera. La fosa se encontraba a menos de un metro de profundidad y los restos esqueléticos de las nueve personas bien colocadas, algunos aún con las manos atadas a la espalda con alambres. El lugar de la fosa no era un secreto, ya que varios familiares y vecinos sabían perfectamente su emplazamiento desde siempre. Es más cuando se hizo la acera se respetó ese espacio y se movió la misma hacia afuera para respetar el lugar. Los nueve de esta fosa fueron identificados.
Las mujeres detenidas y asesinadas al día siguiente 21 de octubre, que estuvieron también presas en Espinosa de Los Monteros eran cuatro, Amelia Cano Calleja de 27 años (Espinosa). Sucede que esta mujer es la mujer de otro detenido preso que fue detenido y que logró escapar antes de ser fusilado con la partida de los nueve. Se llamaba Donato Zorrilla Parcero, hijo de Celestino Zorrila que es uno de los que estaban en la fosa de la calle de la Riva. Como no encontraron a su marido, tomaron represalias contra ella, la detuvieron y la asesinaron a pesar de estar embarazada de 7 meses.
Generosa Fernández Ortiz de 51 años (Espinosa), madre de 8 hijos y esposa de otro de los asesinados la víspera anterior, Aureliano Lavín Ortiz.
Angela Salinas Leciñana de 45 años, la llamaban “la de los periódicos”, asesinada por distribuir prensa izquierdista.
La cuarta mujer se sospecha que podía ser una veraneante que vivía en Quintanilla de Los Prados, de identidad desconocida y que lo tanto no pudo ser identificada.
También en la semana santa de 2012 se exhumó la fosa de estas cuatro mujeres, situada al otro lado de la carretera como a unos 200 metros. Sus cuerpos estaban amontonados unos encima de otros. Entre los objetos rescatados en la exhumación apareció una peineta femenina. Se identificó a las tres de las cuatro mujeres halladas en la fosa.
Cinco días después de la matanza de Espinosa de Los Monteros, concretamente el 25 de octubre asesinan a los vecinos de Para (Espinosa) Antonio Bustillo Martínez de 42 años y a Claudio Villate Martínez de 50 años. Sus partidas de defunción no pueden ser más claras, su muerte se debe oficialmente a ”los sucesos de la guerra”, frase creada por el régimen y que con ligeras variaciones aparece en todas las partidas de defunción conocidas.
Segunda matanza de octubre en Lomas de Montija.
La segunda matanza, inmediatamente posterior a las sucedidas el 20 de octubre en Espinosa de Los Monteros, ocurre en el pueblo de Loma de Montija.
Ese 27 de octubre se cuenta que los falangistas tendieron una trampa mortal al vecindario de Loma. La memoria colectiva recuerda como ese grupo paramilitar enmarcado dentro del ejército sublevado hizo entrada en el pueblo haciéndose pasar por milicianos republicanos. Para ello se cambiaron de ropa y los uniformes falangistas los cambiaron por uniformes con distintivos y monos usados por los republicanos, montados en camiones y ondeando al pasar banderas republicanas con cánticos y vivas a la república. Su acción era hacer creer que las milicias republicanas de Santander habían roto el frente de guerra y habían hecho una incursión en territorio enemigo. Los vecinos, entre los que había varias mujeres, que por sentimientos o por simple curiosidad salieron a recibirlos fueron rápidamente detenidos. Montados en los camiones atados con alambres a la espalda, fueron llevadas 24 personas a la localidad de Quintanilla de Los Prados (Espinosa), donde fueron encerrados por separado 18 hombres y 6 mujeres. Inmediatamente fueron fusilados 18 hombres y arrojados a una fosa, no se sabe si cavada por ellos mismos o abierta con antelación al crimen.
Al día siguiente fusilaron a las 6 mujeres del grupo que quedaban retenidas.
En el año 1965 el cura párroco de Loma de Montija, D. Blas Martínez Marañón se enteró de tales sucesos por causas no del todo esclarecidas. Se dice que por motivo de algunas obras en los límites del pueblo con Quintanilla de Los Prados, se dice que en “campo abierto” aparecieron huesos y restos de personas. Otros testimonios nos hablan de que los restos humanos procedían de distintos lugares, incluidos varios de ambos pueblos.
El caso es que con ayuda de jornaleros a los que se pagó, se hicieron exhumaciones que dieron como resultado el hallazgo de 22 personas, 17 hombres y 5 mujeres. Dichos restos fueron enterrados tras varias gestiones en sendas fosas comunes dentro del cementerio de Loma de Montija, una para los hombres y otra para las mujeres.
Según el registro parroquial de enterramientos, en la parcela sita en el angulo oeste del cementerio fueron sepultados los restos óseos de Agustín Baranda Muñoz de 41 años, su hermano Carlos Baranda Muñoz de 54 años, José Gómez Arenal de 62 años, Ángel González Mena de 29 años, su padre Benito González Moral de 73 años, Pablo Gutiérrez Regúlez de 38 años, Esteban Huestamendia Martínez de 51 años, Victoriano López Pereda de 36 años, Toribio Martínez López de 60 años, Deogracias Martínez Muñoz de 53 años, Abel Martínez Pardo de 42 años, Emilio Muñoz Ezquerra de 33 años, Lorenzo Ortiz Ezquerra de 60 años, Andrés Rasines Martínez de 61 años, Enrique Ruiz Pereda de 56 años, Gabriel Sáinz- Ezquerra Mena de 42 años y Juan Villamor Ortega de 37 años. Junto a ellos se enterró a un hombre de identidad desconocida.
En la otra parcela se inhumaron los restos de 5 mujeres cuyos nombres eran Carolina Chaves González de 32 años, su hermana Lidia Chaves Gónzález de 23 años, la madre de ambas Paulina González López de 63 años, y Emilia Mena Muñoz de 67 años que era la esposa de Benito González y la madre de Ángel González, del grupo de asesinados anteriormente citado.
La identidad de la quinta mujer asesinada en ese grupo podría ser Eufemia Alonso Pereda de 38 años y vecina de Villamartín de Sotoscueva. Sin embargo se cree que esta mujer no fue una de la partida de asesinadas ese día 27 de octubre de 1936, sino en octubre de 1937, un año después.
Desgraciadamente en el listado de “recuperadas” de la fosas de Loma de Montija faltan nombres de otras mujeres desaparecidas del pueblo. Ese día también desaparecieron en aquella masacre organizada por falangistas Juana Mena Muñoz de 64 años, hermana de Emilia Mena citada anteriormente y María Dolores Gómez Martínez.
MAS DESAPARICIONES Y ASESINATOS EN NOVIEMBRE.
En los primeros días de Noviembre muere asesinado otro vecino de Para (Espinosa) Benjamín Ruiz-Palacios Fernández de 47 años, enterrado en el monte Edilla o en la cuneta de la carretera a Villalázara de Montija.
En noviembre desaparecen 4 vecinos de La Parte (Sotoscueva), Paulino Gómez Ruiz de 51 años, Francisco Gómez Martínez de 58 años, Bonifacio Gutiérrez Barquín de 42 años y Francisco Ruiz Fernández de 45 años. Todos ellos casados y labradores, profesión “peligrosa” en aquellos años para el nuevo régimen. Se supone que sus cuerpos fueron arrojados, no se sabe si aún con vida, a la Sima Dolencias, en el complejo de Ojo de Guareña.
El 20 de noviembre asesinan a Luis Arroyo Régulez de 28 años (Espinosa).
LA MATANZA DE NOVIEMBRE DE 1936.
Entre el 18 y 21 de noviembre de 1936 ocurre otra matanza en Las Merindades, concretamente en el Alto de La Mazorra (El Almiñe-Valdivielso), entre la carretera y la ermita de N.S. De la Hoz.
Esos días se sacaron de la cárcel de Villarcayo a 13 personas, 11 hombres y 2 mujeres, procedentes casi la totalidad de varios pueblos de Sotoscueva, para según sus captores trasladarlos a la prisión provincial de Burgos.
Son montados en por lo menos dos camiones junto con sus guardianes, falangistas y guardias civiles, que los atan con alambres a la espalda.
Cuando llegan al km. 44 de la carretera actual CL- 639, paran los camiones y hacen bajar a los presos. Son puestos a un lado de la carrera, junto a la cuneta izquierda que mira a Burgos y asesinados por fusilamiento sin contemplaciones.
LA MATANZA DE LOS DE GAYANGOS Y OTROS PUEBLOS CERCANOS.
Un mes después de la matanza de Espinosa, tiene lugar otra orgía de sangre, una nueva carnicería en los alrededores otra vez de Loma de Montija. Parece ser que este pueblo y sus alrededores eran una fijación para los asesinos y por donde se movían con total impunidad después de haber hecho “limpieza” de rojos a conciencia con anterioridad.
Aunque no se sabe a ciencia cierta quienes fueron sus asesinos, no es de extrañar que fueran los grupos organizados de falangistas, tanto paramilitares de la Centuria Montañesa (Santander) como de la Centuria Catalana que estaban en el frente cercano, ayudados por falangistas locales que hacían las listas.
En la redada del 26 de noviembre de 1936 se llevaron maniatadas en camiones a 24 personas, 10 de Gayangos, 5 de Baranda, 1 de Barcenillas de Ribero, 1 de Quintanilla de Pienza y 7 desconocidos de lugares no identificados. Todos ellos fueron llevados a la cárcel de Espinosa de Los Monteros y “sacados” para ser asesinados al poco tiempo. Fueron llevados a una finca cercana en las afueras de Loma de Montija a 500 metros de la carretera y fusilados.
El lugar donde fueron asesinados y enterrados en una fosa siempre se supo gracias a uno de los detenidos que logró escapar y lo relató. “El tiro le dejó herido, pero no le mató. Así que cuando los asesinos se fueron, bajó al pueblo y contó lo que había pasado antes de marcharse para siempre”, relata Ana Pereda. “En el pueblo, los familiares de los muertos pactaron no decir que lo habían visto por temor a que los falangistas mataran a toda su familia en represalia por haber sobrevivido”.
https://cronicasapiedefosa.wordpress.co ... e-de-1936/