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gálvez escribió:
1 ) Falsedad. Repito, los peninsulares no robaron,torturaron ni asesinaron, fueron los criollos,(tus antepasados, los fundadores de tu pais)
EN todo caso fueron los peninsulares los que sacaron leyes para proteger a los indios , limitar las salvajadas de los encomendistas y evitar absurdos.
Esa fue una tensión de siglos entre peninsulares y criollos, que finalmente desembocó en la independencia de los últimos, que derrotaron a los peninsulares (pese a que estos tenían por lo general el apoyo de la población indígena)
Españoles e Indios perdieron, criollos ganaron ....
Y ahora vienen los criollitos a que les pidamos perdón en nombre de lo que ellos hicieron
No tuve tiempo antes, pero mira quien falsea la realidad, lee y aprende!
Nuño de Guzmán, Vasco Núñez de Balboa y otros muchos utilizaron frecuentemente
las amputaciones de miembros.
El primero, en Jalisco, hacia 1530, cortó las narices y las manos a algunos indios, atándoselas al cuerpo para que llevasen el mensaje a los demás y supiesen lo que le ocurría a los que no querían obedecer 12.
En Honduras, Andrés de Cereceda no encontró mejor forma de “amansar” al cacique Cicimba que cortar a varios de sus indios las manos “echándoselas al cuello”13.
Siete años después, el trujillano Hernando Pizarro, tras el sitio de Cuzco, ordenó cortar los pechos a varias decenas de mujeres indígenas y la mano derecha a otros tantos hombres para a
continuación liberarlos, consiguiendo de esta forma diseminar el miedo y la desmoralización 14.
Y por citar otro ejemplo concreto, en 1550, Pedro de Valdivia, tras vencer a un grupo de araucanos, mandó seccionar las manos y las narices a 200 de ellos 15
En cuanto a los ajusticiamientos públicos eran asimismo otra herramienta
fundamental. Nuevamente se trataba de viejas tácticas disuasorias y ejemplarizantes,
utilizadas desde hacía décadas por la inquisición en España.
Para los casos menos graves o de aquellos que decidían en última instancia recibir el bautismo se les reservaba la muerte por ahorcamiento, siempre menos dolorosa y temida que la hoguera. Nicolás de Ovando, en 1503 “salvó” de la hoguera a la bella cacica Anacaona para a continuación ahorcarla, acusada de conspiración, dándole de esta forma una muerte mas “digna” y acorde con su rango social.
Nuevamente, en 1525, en Izancanac, supo Hernán Cortés de la conspiración que urdían varios
caciques y los mandó ahorcar en público, lo cual bastó para disuadir a los demás conspirados
16.
Pero, no todos tuvieron tanta suerte. Los indios no sólo temían la muerte a fuego sino
también a los mastines españoles, adiestrados como perros de presa. El 16 de junio de 1528
en León, Pedrarias Dávila condenó a dieciocho indios a morir a manos de una jauría de
lebreles que tenían “amaestrados para cazar indios”17.
En 1536 Manco Capac escribió una carta a Diego de Almagro “el viejo” en la que le pedía encarecidamente “que por amor de Dios no le quemasen, ni aperreasen, que es muerte entre indios muy aborrecida, sino que le ahorcasen porque feneciese presto”18
.
12 Antonio de Herrera, Historia General de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, T. III (Madrid 1991), pp. 40-41
13 Ibídem, T. III, p. 446.
14 J. F. Guilmartin, “The Cutting Edge: an analysis of the Spanish invasion on overthrow of the Inca Empire”, en Transatlantic Encounters: Europeans and Andeans in the sixteenth century (1991), pp. 40-44.
15 Tzvetan Todorov: La conquista de América. El problema del otro (Madrid, 1999), p. 159.
16 Herrera: Historia general de los hechos de los castellanos, T. II (nota 11), p. 530.
17 Miquel Izard, El rechazo de la civilización. Quienes no se tragaron que las Indias fueron esa maravilla (Barcelona 2000), p. 184.
18 Josefina Oliva de Coll, La resistencia indígena ante la conquista (México 1976), p. 216
Me imagino tu careto, lirón!