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Cebrián se inclina por la opción de un pacto PSOE-Cs tras el 28A
El periodista cree que Sánchez no volverá a apoyarse en los separatistas catalanes, que propiciaron el éxito de la moción de censura, y duda de las alianzas a derecha o izquierda
Entre los libros de ensayo que Juan Luis Cebrián ha publicado figura La España que bosteza (1980). No fue esa la reacción este miércoles de los asistentes al Foro Premium del Atlántico, de la Fundación DIARIO DE AVISOS, en el Iberostar Grand Hotel Mencey. Al contrario, el fundador de El País despertó la atención por sus documentadas opiniones y razonadas impresiones sobre la política nacional. Puntualizó, eso sí, que los periodistas no hacen predicciones. “Contamos lo que pasa”, enfatizó. No obstante, deslizó tres ideas y una conclusión en torno a las consecuencias de las elecciones del 28 de abril, al doblar la esquina: no cree que Pedro Sánchez vuelva a apoyarse en los secesionistas catalanes (“es improbable, no imposible”); tampoco, que el PSOE articule una mayoría cohesionada con Podemos, que “se está desmembrando”, y duda que se concrete la triple alianza (PP, Ciudadanos y Vox), incluso emborrona la visión de que Pablo Casado va a quedar por delante de Albert Rivera: “El PP está sometido a un proceso de erosión formidable”. Por ello, sugiere (“sería conveniente”) un pacto entre el Partido Socialista y la “derecha moderada” (Cs).
Cebrián desconfía de las encuestas -especialmente, de los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas- y se asombra de que el CIS lo gestione el exdirigente del PSOE José Félix Tezanos: “Parece que el primer partido será el PSOE. Habrá que ver si supera los cien escaños. Es muy difícil. Pareciera que las tres derechas, como dice Sánchez, tendrían alrededor del 52% de los sufragios, lo que no significa necesariamente que se traduzcan en una mayoría en escaños con este sistema electoral. Y es bastante discutible que los votantes de Ciudadanos sean asimilables en general a los de Vox, el franquismo sociológico”.
En este momento, deliberó, “la línea de fractura no son la desigualdad social que existe ni la precariedad en el empleo ni los problemas fiscales, sino el problema catalán”, que ha estado espoleada, precisó, “por algunos otros movimientos, como el ruido de la exhumación de Franco”. De ahí que sea “tan fuerte”, argumentó, “el flujo hacia la derecha, del cual Vox no es más que un ejemplo, un síntoma”. Esa forma de “engañar a la gente” se basa en el modelo demagógico que se ha extendido por Europa, del que el brexit es un exponente.
Juan Luis Cebrián presagió que el asunto catalán durará quince o veinte años: “Si a los niños se les cuenta una historia de Cataluña que no es verdad… Se vive un festival anti borbónico, pero fue Felipe V quien modernizó Cataluña, aunque les moleste”. Y sentenció: “No serán independientes, que lo sepan”.
En defensa de la jefatura del Estado que encarna Felipe VI, esgrimió que los países de Europa más democráticos según todos los parámetros son monarquías parlamentarias o constitucionales: “Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica (donde se ha escondido Carles Puigdemont) y, por supuesto, el Reino Unido. Alemania y Francia (una monarquía republicana) son las excepciones. Hay estudios que corroboran que las monarquías parlamentarias en Europa respetan más los llamados valores republicanos que muchísimas repúblicas. Tenemos un rey casado con una plebeya divorciada, cuyo exmarido se acaba de casar, un cuñado en la cárcel por corrupción y una infanta [Elena] divorciada”. Cebrián alberga la convicción de que la monarquía “perdurará”, a pesar de los ataques: “Más de un tercio de la representación política en las Cortes es abiertamente antimonárquica. Si sumáramos a los socialistas, que formalmente son republicanos, la mitad más uno es antimonárquica. En la redacción de la Constitución de 1978, el PSOE se abstuvo en la comisión durante la votación sobre la monarquía y, en el pleno, Felipe González aclaró que eran republicanos. Quien sí estuvo a favor de la monarquía sin dudarlo fue el PCE de Santiago Carrillo, que pronunció un discurso memorable en una rueda de prensa. Quitó la bandera republicana que tenía debajo y colocó delante la [roja y gualda] constitucional”.
De hecho, el Democracy Index 2018 de The Economist menciona a España como una de las únicas veinte democracias plenas en el mundo, por encima de Francia, Bélgica, Italia y Portugal. El apogeo del populismo castiga a los transalpinos.
Respecto a la campaña electoral en ciernes, Cebrián observa que está muy ideologizada. “No se habla de lo que de verdad importa a los españoles”, aduce, “de Cataluña, de los impactos del brexit o de la globalización”.
Las llamativas incorporaciones a las candidaturas suscitaron una pregunta destinada a satisfacer la curiosidad de averiguar si algún partido había tentado a Cebrián: “No, me conocen lo suficiente”. El comodín lo utilizó para bromear sobre lo que sería trabajar para una televisión iraní y recibir financiación de Maduro.
“Un contagio al revés de la enfermedad de la demagogia”
Juan Luis Cebrián pronostica un “contagio al revés” en los medios de comunicación de “la enfermedad social que genera la demagogia en las redes sociales”. Fundamentalmente, apostilla, las televisiones. “Esto no es porque los periodistas o los editores sean tontos o malos, sino que el 80% o 90% de la publicidad es digital”.