Censura en Arco
Publicado: 22 Feb 2018 10:17
Los vientos de la censura tensan Arco
El mundo del arte rechaza la retirada de la obra 'Presos políticos' de Santiago Sierra a petición de Ifema. Tatxo Benet, socio de Jaume Roures, compra la pieza por 80.000 euros
La pieza más buscada ayer por la mañana en Arco era una pared vacía en la galería madrileña Helga de Alvear. En ella había colgado hasta más o menos las 9.45 la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra, serie de 24 retratos pixelados de otros tantos personajes reconocibles en alguno de sus rasgos borrosos, pero sobre todo por los textos que los acompañaban: entre ellos, Oriol Junqueras, presidente de ERC, y de los Jordis, Jordi Sànchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Cuixart, de Òmniun Cultural. Los tres están en prisión preventiva acusados de rebelión y sedición como consecuencia de su participación en el procés.
Operarios de Ifema, en cuyos pabellones 7 y 9 se celebra la feria de arte —que inauguran hoy los reyes y ayer abrió sus puertas a profesionales— retiraron las fotografías y pintaron con rapidez la pared para eliminar cualquier rastro del trabajo de Sierra, creador conocido en el mundo del arte político por su afán provocador y por haber rechazado los 30.000 euros del premio Nacional de Artes Plásticas en 2010.
La obra se pudo ver desde la tarde del martes frente uno de los accesos principales a Arco y varios medios de comunicación, incluido este, informaron sobre su contenido. El revuelo causado, con la feria aún cerrada, provocó, según el relato del director de Arco, Carlos Urroz, la decisión de Clemente González Soler, presidente del Comité Ejecutivo del recinto ferial, de solicitar la retirada de las fotografías a la galerist Helga de Alvear, una de las más poderosas del panorama español. Urroz también confirmó que es la primera vez en las 37 ediciones de la feria en la que se retira una obra de arte expuesta.
Un comunicado distribuido a media mañana explicaba los motivos de Ifema: “La polémica que ha provocado en los medios de comunicación la exhibición de estas piezas está perjudicando la visibilidad del conjunto de los contenidos” de Arco y por tanto considera su responsabilidad “como organizadora tratar de alejar de su desarrollo los discursos que desvíen la atención del conjunto de la feria”.
El empresario catalán Tatxo Benet compra la obra
A mediodía, De Alvear llegaba a su estand dispuesta a restar dramatismo a la situación. Confirmó la conversación telefónica con el presidente de Ifema y se mostró conforme con la retirada, que justificó en su deseo de “repetir en Arco el año que viene”. También informó de que la pieza se había vendido en 80.000 euros a “un galerista que actuó en nombre de uno de sus clientes”. Según pudo saber este diario, el comprador es una empresa catalana vinculada al negocio audiovisual. En concreto, el comprador es el empresario catalán Tatxo Benet, socio de Jaume Roures en la productora Mediapro, según confirmó anoche el mismo en declaraciones a TV3. Su intención es que la vea “el mayor número de personas posibles”. “Ahora mismo la pongo a disposición de cualquier galería o museo de España que la quiera exponer”, añadió. Fuentes cercanas a Benet confirmaron a este diario que la venta se cerró antes de la apertura de la feria.
“No creo que a Sierra le moleste y en su lugar voy a colocar unas fotografías de Thomas Ruff”, añadió De Alvear. En efecto, el artista alemán ocupaba por la tarde la pared vacía. Sierra, por su parte, consideró en un texto difundido en su Facebook que “actos de este tipo dan sentido y razón a una pieza como esta, que denunciaba el clima de persecución que estamos sufriendo los trabajadores culturales” últimamente.
Rápidamente quedó demostrado el escaso éxito de la aspiración Ifema de repartir la atención entre las 209 galerías convocadas en la 37ª edición de Arco: el relato de los hechos corrió entre galeristas, directores de museos, artistas, críticos y otros trabajadores del mundo del arte. Todos los consultados coincidieron en reprobar una decisión que no compartió ni siquiera Urroz.
El director de la feria, que trabajó ocho años con De Alvear, lamentó la situación y afirmó, antes de aclarar que su cargo “siempre está a disposición de Ifema”, que había recomendado a la galerista que no accediese a descolgar la obra. “Lo ideal hubiera sido que la pieza permaneciera con la ayuda de Helga y todos, pero el presidente la ha convencido.
Urroz anunció la celebración de una reunión de urgencia del Comité Ejectutivo de Ifema, que está participada en pie de igualdad por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio (en un 31% por cada institución). El resto (7%) corresponde a la Fundación Montemadrid. Al término de la reunión, el Ayuntamiento emitió un comunicado para aclarar que “no comparte la decisión”, que la alcaldesa Manuela Carmena calificó por la tarde de “penosa” y “partidista”.
Las reacciones recabadas por este diario entre agentes del ecosistema artístico fueron todas en esa dirección. Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, consideró “preocupantes” los hechos, que “por desgracia no son aislados”. “Estamos viviendo un retroceso en la libertad de expresión, no solo en España”. Ferran Barenblit, su homólogo en el Macba, abundó en esa idea: “El tema de la pieza es lo de menos. Creo que la feria tiene que garantizar la libertad de expresión, no el derecho a no ser ofendido”. Carmen Giménez, académica de Bellas Artes, compartió el disgusto por “una decisión tan grave como estúpida”. “Y en democracia, inaceptable”.
Por su parte, el escultor Eugenio Merino, protagonista de escándalos previos en Arco como aquella vez en que metió a Franco en una nevera y fue llevado a juicio por la fundación del caudillo (resultó absuelto), habló abiertamente de “censura”, mientras que Eduardo Arroyo, artista invitado en el estand de EL PAÍS recurrió al sarcasmo: “Sigue la tradición de los escándalos, los escandalillos y la censura en Arco”.
Y si Idoia Fernández, presidenta del Consorcio de galerías española, recomendó a los comités de la Ifema centrarse en “velar para supervisar precios y detectar posibles falsificaciones”, Orly Benzacar, del espacio Ruth Benzacar, llegado de Buenos Aires, fue más lejos: “En mis muchos años de ferias por todo el mundo, nunca he conocido una censura tan zafia”.
https://elpais.com/cultura/2018/02/21/a ... 50905.html
El mundo del arte rechaza la retirada de la obra 'Presos políticos' de Santiago Sierra a petición de Ifema. Tatxo Benet, socio de Jaume Roures, compra la pieza por 80.000 euros
La pieza más buscada ayer por la mañana en Arco era una pared vacía en la galería madrileña Helga de Alvear. En ella había colgado hasta más o menos las 9.45 la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra, serie de 24 retratos pixelados de otros tantos personajes reconocibles en alguno de sus rasgos borrosos, pero sobre todo por los textos que los acompañaban: entre ellos, Oriol Junqueras, presidente de ERC, y de los Jordis, Jordi Sànchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Cuixart, de Òmniun Cultural. Los tres están en prisión preventiva acusados de rebelión y sedición como consecuencia de su participación en el procés.
Operarios de Ifema, en cuyos pabellones 7 y 9 se celebra la feria de arte —que inauguran hoy los reyes y ayer abrió sus puertas a profesionales— retiraron las fotografías y pintaron con rapidez la pared para eliminar cualquier rastro del trabajo de Sierra, creador conocido en el mundo del arte político por su afán provocador y por haber rechazado los 30.000 euros del premio Nacional de Artes Plásticas en 2010.
La obra se pudo ver desde la tarde del martes frente uno de los accesos principales a Arco y varios medios de comunicación, incluido este, informaron sobre su contenido. El revuelo causado, con la feria aún cerrada, provocó, según el relato del director de Arco, Carlos Urroz, la decisión de Clemente González Soler, presidente del Comité Ejecutivo del recinto ferial, de solicitar la retirada de las fotografías a la galerist Helga de Alvear, una de las más poderosas del panorama español. Urroz también confirmó que es la primera vez en las 37 ediciones de la feria en la que se retira una obra de arte expuesta.
Un comunicado distribuido a media mañana explicaba los motivos de Ifema: “La polémica que ha provocado en los medios de comunicación la exhibición de estas piezas está perjudicando la visibilidad del conjunto de los contenidos” de Arco y por tanto considera su responsabilidad “como organizadora tratar de alejar de su desarrollo los discursos que desvíen la atención del conjunto de la feria”.
El empresario catalán Tatxo Benet compra la obra
A mediodía, De Alvear llegaba a su estand dispuesta a restar dramatismo a la situación. Confirmó la conversación telefónica con el presidente de Ifema y se mostró conforme con la retirada, que justificó en su deseo de “repetir en Arco el año que viene”. También informó de que la pieza se había vendido en 80.000 euros a “un galerista que actuó en nombre de uno de sus clientes”. Según pudo saber este diario, el comprador es una empresa catalana vinculada al negocio audiovisual. En concreto, el comprador es el empresario catalán Tatxo Benet, socio de Jaume Roures en la productora Mediapro, según confirmó anoche el mismo en declaraciones a TV3. Su intención es que la vea “el mayor número de personas posibles”. “Ahora mismo la pongo a disposición de cualquier galería o museo de España que la quiera exponer”, añadió. Fuentes cercanas a Benet confirmaron a este diario que la venta se cerró antes de la apertura de la feria.
“No creo que a Sierra le moleste y en su lugar voy a colocar unas fotografías de Thomas Ruff”, añadió De Alvear. En efecto, el artista alemán ocupaba por la tarde la pared vacía. Sierra, por su parte, consideró en un texto difundido en su Facebook que “actos de este tipo dan sentido y razón a una pieza como esta, que denunciaba el clima de persecución que estamos sufriendo los trabajadores culturales” últimamente.
Rápidamente quedó demostrado el escaso éxito de la aspiración Ifema de repartir la atención entre las 209 galerías convocadas en la 37ª edición de Arco: el relato de los hechos corrió entre galeristas, directores de museos, artistas, críticos y otros trabajadores del mundo del arte. Todos los consultados coincidieron en reprobar una decisión que no compartió ni siquiera Urroz.
El director de la feria, que trabajó ocho años con De Alvear, lamentó la situación y afirmó, antes de aclarar que su cargo “siempre está a disposición de Ifema”, que había recomendado a la galerista que no accediese a descolgar la obra. “Lo ideal hubiera sido que la pieza permaneciera con la ayuda de Helga y todos, pero el presidente la ha convencido.
Urroz anunció la celebración de una reunión de urgencia del Comité Ejectutivo de Ifema, que está participada en pie de igualdad por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio (en un 31% por cada institución). El resto (7%) corresponde a la Fundación Montemadrid. Al término de la reunión, el Ayuntamiento emitió un comunicado para aclarar que “no comparte la decisión”, que la alcaldesa Manuela Carmena calificó por la tarde de “penosa” y “partidista”.
Las reacciones recabadas por este diario entre agentes del ecosistema artístico fueron todas en esa dirección. Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, consideró “preocupantes” los hechos, que “por desgracia no son aislados”. “Estamos viviendo un retroceso en la libertad de expresión, no solo en España”. Ferran Barenblit, su homólogo en el Macba, abundó en esa idea: “El tema de la pieza es lo de menos. Creo que la feria tiene que garantizar la libertad de expresión, no el derecho a no ser ofendido”. Carmen Giménez, académica de Bellas Artes, compartió el disgusto por “una decisión tan grave como estúpida”. “Y en democracia, inaceptable”.
Por su parte, el escultor Eugenio Merino, protagonista de escándalos previos en Arco como aquella vez en que metió a Franco en una nevera y fue llevado a juicio por la fundación del caudillo (resultó absuelto), habló abiertamente de “censura”, mientras que Eduardo Arroyo, artista invitado en el estand de EL PAÍS recurrió al sarcasmo: “Sigue la tradición de los escándalos, los escandalillos y la censura en Arco”.
Y si Idoia Fernández, presidenta del Consorcio de galerías española, recomendó a los comités de la Ifema centrarse en “velar para supervisar precios y detectar posibles falsificaciones”, Orly Benzacar, del espacio Ruth Benzacar, llegado de Buenos Aires, fue más lejos: “En mis muchos años de ferias por todo el mundo, nunca he conocido una censura tan zafia”.
https://elpais.com/cultura/2018/02/21/a ... 50905.html