Ver citas anteriores
Shaiapouf escribió: ↑14 Ene 2025 19:15
Retrocedes más de 48 horas de debate, eso ya se discutió.
Para que haya vida como CN debe existir fecundación.
Es simple, de verdad.
El problema aquí es que a algunos "eruditos" se les llena la boca hablando del "Capital", y lo que este desea hacernos, pero son incapaces de señalar quiénes lo componen, sin reconocer a muchos de los que han estado promocionando, durante las últimas décadas, la mayor parte de los dogmas que han comprado, y se han creído. Para mí, la hoja de ruta de las élites globalistas es bastante clara. Ellos mismos nos lo han indicado en sus infames reuniones, como la de Davos, en la que Sánchez su cubrió de "gloria" con su oda al estatismo exacerbado.
El panorama que las élites globalistas están configurando apunta a un control absoluto sobre nuestras vidas, erosionando progresivamente las libertades individuales bajo la excusa de "progreso" y "sostenibilidad". Elementos como el aborto, las ciudades de 15 minutos, las monedas digitales (CBDC) y el pasaporte sanitario son piezas clave en este tablero de ajedrez en el que el objetivo no es el bienestar de las personas, sino su sometimiento total.
La promoción del aborto va más allá del discurso de "derechos reproductivos". Se inscribe en una agenda que busca reducir la natalidad, porque para las élites, los seres humanos han dejado de ser un recurso productivo. La robotización, la IA y la digitalización han hecho que las personas sean vistas como una carga económica en lugar de un motor de riqueza. En lugar de incentivar la vida y la familia, el sistema fomenta la eliminación de vidas potenciales, perpetuando una cultura de desechabilidad humana, que defienden los supuestamente "despiertos" (woke) de la clase, como si fuera este un derecho femenino. El mensaje implícito de todas estas medidas es claro: las élites no nos necesitan. Desde la perspectiva globalista, los humanos somos excedentes. Este razonamiento explica por qué se fomenta una mentalidad anti-reproductiva y por qué se empuja a la población hacia una dependencia total del sistema.
El gran reto de nuestra generación es oponernos a este proyecto de control totalitario. Esto pasa por rechazar la narrativa de la inevitabilidad y trabajar activamente por sistemas que valoren la vida, la libertad y la autonomía. Necesitamos sociedades que promuevan la responsabilidad individual, la descentralización económica y la movilidad social. Las ciudades deben ser para las personas, no prisiones modernas; la tecnología, una herramienta de progreso, no una cadena que nos ate; y la vida humana, un valor incuestionable, no una estadística prescindible.
Frente a esta agenda, la resistencia debe ser cultural, política y moral, para no convertirnos en los siervos del neofeudalismo digital que nos quieren imponer. No importa lo mucho que se alteren algunos, cuando abres ciertos melones que ellos consideran tabú. La indecencia está de su lado, pero la verdad del nuestro.