Me gustaría plantear este ejercicio de historia alternativa, lo que los anglosajones denominan "what if?", acerca de la posibilidad de que la Confederación hubiera ganado la Guerra de Secesión en su conflicto con el bando unionista. Obviamente, el interés del supuesto proviene no sólo del hecho de que el ejército unionista fuera finalmente el vencedor, sino de la evidencia de que contaba con una serie de ventajas iniciales de alto valor: más potencial demográfico, más tejido industrial, ejército más numeroso, puertos de más capacidad... Ante ese panorama, ¿realmente pudo haber ganado la Confederación sudista el conflicto? De ser así, ¿En qué términos, condiciones y contexto? ¿Cómo de cerca pudo haber estado la Confederación de esa victoria y en qué momento exacto?
Yo tengo mi propia opinión al respecto. Pero me gustaría antes escuchar opiniones de los foreros. Luego entraré en el debate, una vez que ustedes hayan abierto fuego.
¿Pudo haber ganado la Confederación la Guerra de Secesión de 1861-1865?
- lordcartabon
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¿Pudo haber ganado la Confederación la Guerra de Secesión de 1861-1865?
"El Estado no debe enseñar, sino que debe permitir enseñar. Todos los monopolios son detestables, pero el peor de todos es el monopolio de la educación".
A lo mejor debería empezar usted primero como buen ponente.
Un saludo.
http://www.amazon.co.uk/What-If-Scienti ... 1848549571
Un saludo.
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Re: ¿Pudo haber ganado la Confederación la Guerra de Secesión de 1861-1865?
Remotamente. Si algo caracterizó esa guerra fue por las brillantes victorias de la Confederación durante los primeros años de la mano de Lee y Stonewall, pero aunque numericamente el Norte perdía más soldados estos eran reemplazables, los del Sur no tanto, el Sur además era muy inferior en fuerza naval e industria, por lo que su economía estaba condenada
Luego con Grant y Sherman, las tornas cambiaron, pero sobre el tapete nunca hubo una batalla decisiva para el Sur, su única esperanza era que el Norte se echara atrás y les dejase en paz después de varios golpes pero como no fue así, su destino estaba decidido
Luego con Grant y Sherman, las tornas cambiaron, pero sobre el tapete nunca hubo una batalla decisiva para el Sur, su única esperanza era que el Norte se echara atrás y les dejase en paz después de varios golpes pero como no fue así, su destino estaba decidido
Homo homini lupus
Re: ¿Pudo haber ganado la Confederación la Guerra de Secesión de 1861-1865?
Al final hubieran abolido la esclavitud, no era sostenible en el tiempo, a finales del siglo XIX en Cuba y Brasil ya se eliminaron, era un anacronismo.
Lo que hubiera pasado, es que habría dos Estados distintos y no tendrían tanto poder económico, aunque la Unión seguiría siendo el Estado más próspero de America.
Porque como Enxebre, sólo vería como algo posible que la Unión debido a las bajas decidiera permitir la secesión, en ningún caso los confederados ocuparían la Unión.
Lo que hubiera pasado, es que habría dos Estados distintos y no tendrían tanto poder económico, aunque la Unión seguiría siendo el Estado más próspero de America.
Porque como Enxebre, sólo vería como algo posible que la Unión debido a las bajas decidiera permitir la secesión, en ningún caso los confederados ocuparían la Unión.

Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.
» Friedrich Nietzsche
- lordcartabon
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Re: ¿Pudo haber ganado la Confederación la Guerra de Secesión de 1861-1865?
Yo me sitúo en la línea expuesta por Enxebre, con algunos matices.
En el momento en que comienza la guerra la Confederación sudista tiene dos ventajas, sólo dos ventajas sobre el bando unionista: un cuadro de oficiales mucho más competente y brillante, y unas tropas que, en líneas generales, están más acostumbradas a los azares e incomodidades del combate y de las marchas y contramarchas habituales. El resto eran desventajas: menos capacidad industrial, menos población y menos infraestructuras de apoyo.
Con lo cual, en términos pugilísticos, es un combate entre un peso pesado, el Norte unionista, un boxeador alto y pesado, de hombros cargados, lento de reflejos pero con una capacidad de resistencia y de aguante considerables, frente a peso ligero, el Sur confederado, un boxeador enjuto pero vigoroso y ágil, rápido de reflejos pero de golpes más molestos que demoledores, y con un físico no dado al combate de muchos rounds, porque se cansará antes. La esperanza del segundo es que en los primeros rounds, cuando todavía está fresco, pueda enganchar una serie de golpes rápidos, certeros y a la mandíbula, que den con el otro en la lona. Cuanto más tiempo paso sin dar ese golpe certero y brutal, las posibilidades del boxeador pesado se incrementan, porque puede aguantar muchos golpes dolorosos con tal de que no sean mortales, mientras que el contrincante va agotándose a ritmo mucho más rápido.
El Sur confederado sólo podía haber ganado de haber propinado, de un sólo golpe, una victoria muy contundente y con posibilidad de causar un daño económico y político tremendo al Norte unionista. Una sucesión de victorias tácticas, por numerosas o brillantes que sean, no han de bastar, porque el Norte tiene reservas inagotables para suplir esos daños, y en una guerra de desgaste el Sur acaba por perder, es sólo cuestión de tiempo. De hecho, ese escenario de guerra de desgaste fue lo que finalmente se vió, y como era previsible, el Sur se fue desangrando poco a poco. Sólo la brillantez de sus oficiales, la valentía de sus soldados y, por qué no decirlo, la incompetencia proverbial del mando unionista, llevó a que el conflicto durase cuatro largos años.
Planteado así el tema, creo que el Sur confederado pudo haber ganado, pero sólo en un momento y coyuntura concretos. Me refiero a la primera gran batalla campal de la guerra, la primera Batalla de Bull Run, a comienzos de julio de 1861. El Sur ha conseguido resistir todos los ataques unionistas y el contraataque es demoledor; los unionistas se retiran en desbandada caótico. Ese era el momento clave para rematar la faena, dado que el camino a Washington estaba expedito, libre, sin reservas de entidad como para una defensa viable. Sin embargo, el mando sudista ordena no proseguir la persecución. Craso error. En la postguerra el mando sudista intentó justificar tal decisión en que las bajas confederadas habían sido tan graves como las unionistas y en que no había unidades con las que lanzarse sobre Washington. Personalmente no comparto el alegato exculpatorio. Entre las unidades de Stonewall Jackson quedaban unidades de tamaño regimental frescas, sin haber entrado en la lucha todavía, y además de caballería ligera, unidades idóneas para una expedición de reconocimiento y persecución que alcanzase Washington. Dicha conquista hubiera puesto a la Administración Lincoln de rodillas, y predispuesta a una capitulación pactada que garantizase la supervivencia del Sur.
Despúes de ese momento el Sur no tiene posibilidades reales de ganar. Cierto es que propinarán a los unionistas severas palizas, pero el Norte sabe que esas heridas dolorosas son el precio a pagar para la victoria, victoria que intuyen a largo plazo, pero a su alcance siempre.
En el momento en que comienza la guerra la Confederación sudista tiene dos ventajas, sólo dos ventajas sobre el bando unionista: un cuadro de oficiales mucho más competente y brillante, y unas tropas que, en líneas generales, están más acostumbradas a los azares e incomodidades del combate y de las marchas y contramarchas habituales. El resto eran desventajas: menos capacidad industrial, menos población y menos infraestructuras de apoyo.
Con lo cual, en términos pugilísticos, es un combate entre un peso pesado, el Norte unionista, un boxeador alto y pesado, de hombros cargados, lento de reflejos pero con una capacidad de resistencia y de aguante considerables, frente a peso ligero, el Sur confederado, un boxeador enjuto pero vigoroso y ágil, rápido de reflejos pero de golpes más molestos que demoledores, y con un físico no dado al combate de muchos rounds, porque se cansará antes. La esperanza del segundo es que en los primeros rounds, cuando todavía está fresco, pueda enganchar una serie de golpes rápidos, certeros y a la mandíbula, que den con el otro en la lona. Cuanto más tiempo paso sin dar ese golpe certero y brutal, las posibilidades del boxeador pesado se incrementan, porque puede aguantar muchos golpes dolorosos con tal de que no sean mortales, mientras que el contrincante va agotándose a ritmo mucho más rápido.
El Sur confederado sólo podía haber ganado de haber propinado, de un sólo golpe, una victoria muy contundente y con posibilidad de causar un daño económico y político tremendo al Norte unionista. Una sucesión de victorias tácticas, por numerosas o brillantes que sean, no han de bastar, porque el Norte tiene reservas inagotables para suplir esos daños, y en una guerra de desgaste el Sur acaba por perder, es sólo cuestión de tiempo. De hecho, ese escenario de guerra de desgaste fue lo que finalmente se vió, y como era previsible, el Sur se fue desangrando poco a poco. Sólo la brillantez de sus oficiales, la valentía de sus soldados y, por qué no decirlo, la incompetencia proverbial del mando unionista, llevó a que el conflicto durase cuatro largos años.
Planteado así el tema, creo que el Sur confederado pudo haber ganado, pero sólo en un momento y coyuntura concretos. Me refiero a la primera gran batalla campal de la guerra, la primera Batalla de Bull Run, a comienzos de julio de 1861. El Sur ha conseguido resistir todos los ataques unionistas y el contraataque es demoledor; los unionistas se retiran en desbandada caótico. Ese era el momento clave para rematar la faena, dado que el camino a Washington estaba expedito, libre, sin reservas de entidad como para una defensa viable. Sin embargo, el mando sudista ordena no proseguir la persecución. Craso error. En la postguerra el mando sudista intentó justificar tal decisión en que las bajas confederadas habían sido tan graves como las unionistas y en que no había unidades con las que lanzarse sobre Washington. Personalmente no comparto el alegato exculpatorio. Entre las unidades de Stonewall Jackson quedaban unidades de tamaño regimental frescas, sin haber entrado en la lucha todavía, y además de caballería ligera, unidades idóneas para una expedición de reconocimiento y persecución que alcanzase Washington. Dicha conquista hubiera puesto a la Administración Lincoln de rodillas, y predispuesta a una capitulación pactada que garantizase la supervivencia del Sur.
Despúes de ese momento el Sur no tiene posibilidades reales de ganar. Cierto es que propinarán a los unionistas severas palizas, pero el Norte sabe que esas heridas dolorosas son el precio a pagar para la victoria, victoria que intuyen a largo plazo, pero a su alcance siempre.
"El Estado no debe enseñar, sino que debe permitir enseñar. Todos los monopolios son detestables, pero el peor de todos es el monopolio de la educación".