Ver citas anterioresEl Sopapo escribió: ↑11 Dic 2025 21:46Vaya el inteligente que no pierde ninguna oportunidad de pasar de nadie, si es que, no eres mas tonto porque no entrenas. Y lo mas notorio es que no te das ni cuenta de tus propias paridas, incongruencias.Ver citas anterioresVitornacovilha escribió: ↑11 Dic 2025 21:33Y mira, tú siempre estás detrás de mis intervencionesVer citas anterioresEdison escribió: ↑11 Dic 2025 21:10Yo pensaba decirle "eres más tonto que Abundio". Pero he preferido pasar de él, solo intenta que alguien le haga un poco de casito y da mucha pena.Ver citas anterioresEl Sopapo escribió: ↑11 Dic 2025 21:00
Dime de que presumes y te dire de que careces.
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La frase "Dime de qué alardeas (o presumes) y te diré de qué careces" es un refrán popular que significa que quien presume mucho o se jacta de poseer una cualidad, virtud o logro, a menudo es porque en realidad le falta o es muy inseguro en esa área, buscando compensar una carencia interna o falta de validación externa a través de la ostentación. Es una forma de señalar que la ostentación es un síntoma de inseguridad y que las acciones suelen contradecir las palabras.
En esencia, el refrán indica que:
Alardear es una compensación: La persona que constantemente habla de su riqueza, inteligencia, moralidad o éxito, puede estar intentando convencerse a sí misma y a los demás de algo que no es del todo cierto o que no domina.
Muestra una inseguridad profunda: El exceso de orgullo sobre un tema específico revela una vulnerabilidad subyacente en esa misma área.
La verdad se revela con acciones: Las palabras grandilocuentes se contradicen con el comportamiento o las faltas de esas personas.
Ejemplos de aplicación:
Alguien que presume de ser muy honesto y luego es descubierto mintiendo.
Una persona que alardea de su gran cultura, pero demuestra ignorancia en una conversación simple.
En resumen, es un dicho que invita a la reflexión sobre la autenticidad, sugiriendo que la verdadera valía no necesita ser proclamada, sino que se demuestra con hechos, y que el alarde es a menudo una máscara de lo que no se es.
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Si fueras la mitad de inteligente de lo que crees ser, realmente pasarías de mí, pero no lo eres. Te repican mis intervenciones y por eso siempre terminas tratando de contestarlas.
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Yo tengo derecho a intervenir las veces que sea, sobre todo si esto les cae como ají en el ojete.
Tampoco soy yo el que llora a cada rato con el "no dar casito"
Si lo dijera, como soy inteligente, lo practicaría.
La gente tonta suele no entender a la inteligente.
