Un micrófono caza a Marco Van Basten diciendo una proclama nazi.

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Atila
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Un micrófono caza a Marco Van Basten diciendo una proclama nazi.

Mensaje por Atila »

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Un micrófono caza a Marco Van Basten diciendo una proclama nazi.

La polémica declaración se produjo en el mismo fin de semana en el que el fútbol profesional holandés hizo un gesto colectivo contra el racismo.

Un micrófono abierto en un estudio de televisión cazó este sábado al exfutbolista holandés Marco van Basten diciendo la proclama nazi «Sieg Heil» en la cadena «Fox Sports», donde trabaja como comentarista.
El suceso se produjo al finalizar la entrevista que un periodista holandés le estaba haciendo en alemán al germano Frank Wormuth, entrenador del Heracles Almelo, desde el estadio Johan Cruyff Arena.
Cuando ambos se despidieron, se escuchó en antena a Van Basten decir «Sieg Heil» desde el estudio, momento que fue ampliamente compartido en las redes sociales de Países Bajos.

La propia cadena le pidió al exfutbolista una explicación en directo, a lo que Van Basten reaccionó ofreciendo sus disculpas y diciendo que se trató de una «broma equivocada».
«No era mi intención escandalizar a la gente, sólo quería ridiculizar el alemán de Hans», dijo en referencia a las habilidades lingüísticas del periodista que hizo la entrevista.

La polémica declaración se produjo en el mismo fin de semana en el que el fútbol profesional holandés hizo un gesto colectivo contra el racismo.

Los partidos de la primera y la segunda división se detuvieron tras el pitido inicial como respuesta a los cánticos racistas que un jugador del Excelsior Rotterdam, Ahmad Mendes Moreira, sufrió el pasado domingo en el campo del Den Bosch.
Los jugadores permanecieron quietos los primeros sesenta segundos de cada partido mientras en los marcadores electrónicos de los estadios apareció la frase «¿Racismo? Entonces no jugamos».

https://www.abc.es/deportes/futbol/abci ... ticia.html
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Col. Rheault
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Re: Un micrófono caza a Marco Van Basten diciendo una proclama nazi.

Mensaje por Col. Rheault »

Holanda-Alemania, un partido salpicado por los recuerdos del nazismo
Para los holandeses es más que un partido. Desde que Van Hanegem dijo en 1974 que los nazis mataron a su familia, nadie esconde el odio

tomás gonzález-martín
Actualizado:13/06/2012 19:29h

Hoy se juega mucho más que un partido. Los duelos entre holandeses y alemanes llevan una carga intrínseca de rencor insuperable. Desde que se enfrentaron en la final del Mundial 74, Alemania siempre intenta referirse solamente al fútbol, como ahora ha hecho Joachim Low con elegancia. Pero Holanda nunca olvida. No puede. La ocupación sufrida por los nazis dejó un dolor inolvidable, desde Arnhem a Nimega, pasando por Rotterdam. Los asesinatos y la caza a los judíos sembraron un estigma de odio que no se puede eliminar con el mero paso de setenta años. [En directo: Holanda-Alemania, 20.45h]

«Ellos nos odian», reconocen los alemanes. El antagonismo es total porque los propios futbolistas holandeses sufrieron en sus familias aquella persecución mortal. Jugadores que, antes de serlo, escucharon en casa las atrocidades soportadas en aquella época por sus abuelos o sus padres.
Van Hanegem, excelente centrocampista de la Holanda de los años setenta, expresó con claridad al mundo lo que sentía cuando el rival era el vecino, Alemania. Ambas selecciones disputaron la final del Mundial 74 y Wim dejó boquiabierto al planeta cuando hizo público todo el sentimiento de su familia: «Les odio, ellos mataron a mi hermana, a dos de mis hermanos y a mi padre». Cuando Van Hanegem jugó aquella final, disputó una guerra. Perdieron el partido, pero no la dignidad.

Holanda devolvió el golpe deportivo, en la propia Alemania, en la Eurocopa 1988. El triunfo de los Países Bajos en aquella edición es el máximo éxito futbolístico de la nación. Ganaron la final a la Unión Soviética, pero para ellos la victoria se consiguió en las semifinales, frente a los alemanes, en Hamburgo. Las referencias al nazismo volvieron a ser el acicate de la selección naranja. Una serie de pancartas, brutales por su sinceridad, sellaron la vergüenza para los germanos en su propia tierra. Hamburgo, desde el puerto hasta el barrio rojo, se levantó de la cama con carteles que decían, en alemán y en holandés: «He encontrado tu bicicleta, abuela». Nunca se ha dicho tanto de una forma tan fina. Los holandeses recordaban de esta manera la decisión de los nazis de quitar todas las bicicletas en los Países Bajos para impedir el movimiento de la gente. Las abuelas van en bicicleta para comprar. Lo hacen hoy como lo hacían cien años atrás. El mensaje era demoledor.

Y Holanda demolió a su enemigo en aquella semifinal. Rinus Michels, entrenador de los campeones, fue enigmático con sus manifestaciones de doble sentido. «Ganamos la Eurocopa, pero todos sabemos que la semifinal fue realmente nuestra final».

Hans Van Breukelen, el gran guardameta de aquella naranja mecánica, lanzó un mensaje de apoyo a los compatriotas que sufrieron en sus carnes la Segunda Guerra Mundial: «Esta victoria se la dedico a nuestros padres y abuelos, que vivieron la guerra».
Hoy, Joachim Low, seleccionador germano, únicamente habla de fútbol y ensalza con mucho respeto la calidad del adversario. Para los holandeses, es mucho más que un partido. Y su vecino lo sabe.

https://www.abc.es/deportes/futbol/abci ... ticia.html


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Las lágrimas de Van Hanegem, reflejo de una rivalidad colosal

Desde el Barrio Rojo: Wim van Hanegem
Posted by 14 on 12/02/2010 at 00:03

Algunos analistas que siguieron el Mundial de Alemania de 1974 sostienen que el mejor futbolista de la Naranja Mecánica durante aquel torneo no fue Johan Cruyff sino Willem van Hanegem, un notable centrocampista que militaba en el Feyenoord de Rotterdam. Y su brillante actuación tuvo mucho mérito teniendo en cuenta su historia personal.

Fue en otro fatídico 11 de septiembre, en este caso de 1944, cuando van Hanegem, que entonces apenas contaba con siete meses de edad, perdió a su padre, a dos hermanos y a su hermana a causa de los bombardeos del ejército nazi sobre Breskens, un pequeño pueblo de pescadores, en plena II Guerra Mundial.

Treinta años más tarde, en el verano de 1974, un capricho cruel del destino propició que aquella selección holandesa dirigida por Rinus Michels deslumbrase con su fútbol total precisamente en los estadios del vecino invasor que tres décadas atrás había causado tanto dolor y devastación. Van Hanegem, que desde que tuvo uso de razón sentía un profundo desprecio por los alemanes, no disimuló durante todo el torneo su malestar por jugar en tierras germanas: “No me gustan los alemanes. Cada vez que juego contra ellos tengo un problema porque me acuerdo de la guerra, donde asesinaron al ochenta por ciento de mi familia”.

La gran final se celebró el 7 de julio de 1974. Alemania Federal y Holanda se disputaron el título mundial en el estadio olímpico de Munich ante ochenta mil espectadores. Era tiempo de revancha. En la primera jugada del partido Holanda completó 16 pases hasta que Berti Vogts cometió un penalty sobre Johan Cruyff que transformó Johan Neeskens. Alemania ni siquiera había tocado el balón.

Lejos de derrumbarse por el tempranero contratiempo y bajo la batuta de Franz Beckenbauer, la Mannschaft logró darle la vuelta al marcador en el primer tiempo con goles de Paul Breitner y Gerd Muller. Cruyff, en el descanso del partido, se acercó al árbitro inglés Jack Taylor para protestarle el dudoso penalty pitado a favor de los anfitriones y le recriminó: “¿Cómo puedes ayudar a los alemanes, después de lo que le hicieron a tu país y al mío durante la guerra?”. Con flema británica, Taylor zanjó la discusión camino del vestuario mostrando una tarjeta amarilla al Profeta del Gol.
El resultado no cambió en la segunda parte y aquella selección holandesa de fútbol luminoso y heridas sin cicatrizar cayó derrotada contra pronóstico. La Naranja Mecánica no pudo alzar la Copa del Mundo pero se ganó la inmortalidad. Triste consuelo para van Hanegem, que abandonó el terreno de juego arrasado en lágrimas: “Estoy lleno de rabia. Les odio”. Tampoco acudió a la cena de gala que se organizó posteriormente para clausurar el torneo.

Wim van Hanegem es actualmente comentarista de fútbol internacional en un par de canales de televisión holandeses. Con el paso del tiempo ha suavizado su discurso sobre los alemanes aunque, probablemente, debió esbozar una ligera sonrisa de satisfacción cuando Holanda ganó la Eurocopa de 1988, como no podía ser de otra manera, en tierras germanas.

http://www.elyoya.com/2010/02/12/desde- ... n-hanegem/
"Demand me nothing; what you know, you know: / From this time forth I never will speak word"
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