¿Que parte de "como alumna interna de un colegio de monjas" NO ha entendido usted?Ver citas anterioresGanímedes escribió:jajajajajajajajajajaVer citas anterioresblanca escribió:
Soy adivina,pero ademas ¿Le sirve mi experiencia de algunos añitos como alumna interna en un colegio de Monjas y como una más entre todo el equipo de unas 20 niñas "becadas"/las de pago no limpiaban/ que limpiabamos el suelo de la iglesia (arrodilladas y a mano) y muy,muy,muy especialmente los asientos de las autoridades que tenían asignados por la madre superiora?
Le parece bastante serio el tremendo dolor de mis manitas de niña, en pleno invierno, metidas en agua fría,escurrir aquel enorme trapo y pasarlo tres veces por cada cuatro ladrillos blancos con betas negras.
A ver si te he entendido, Blanquita, eras una niña maltratada por las monjitas que tenía que limpiar ¡¡¡ esa iglesia !!!
Vaya casualidad....
A ver Blanquita, ¿desde cuando las iglesias tienen asientos de autoridades?, yo nunca he visto ninguna Blanquita. Cuando una autoridad importante tenía que ir a una misa oficial en una iglesia determinada, se le colocaba un asiento especial en un lugar especial, vale, pero solo para esa ocasión, no era algo que estuviese ahí de forma permanente. tal vez haya alguna catedral que sí lo tenga, lo dudo, pero desde luego no una iglesia normal y corriente como era esa, porque era una iglesia más de las muchas que hay. Ahí iba Carrero Blanco porque era la que le quedaba cerquita de casa, iba a misa normal y corriente como una persona normal y corriente, no tenia recibimiento especial alguno ni sitio especial tampoco.
No mientas, Blanquita, no había ningún asiento especial ni tú limpiabas esa iglesia de niña.
Ya te vale...
"Luis Carrero Blanco iba a oír misa en la iglesia de los Jesuitas" No he dicho en ningún momento que yo estuviera en esa iglesia,No ha entendido usted nada.
«A las 8.55 de la mañana Carrero Blanco salía invariablemente del portal de la calle Hermanos Bécquer, donde vivía, subía a su coche oficial, un Dodge Dart negro, enfilaba la calle López de Hoyos en su comienzo, entraba en la calle de Serrano y allí se paraba a oír misa en la iglesia de los jesuitas. Terminada la misa, de nuevo al coche, doblaba por Juan Bravo, enfilaba Claudio Coello, y por Diego de León se dirigía de vuelta a su casa, en Hermanos Bécquer, a desayunar antes de acudir a su despacho en la sede de Presidencia del Gobierno, en el paseo de la Castellana». El coche no estaba blindado, a diferencia de los que utilizaba el general Franco, y solo llevaba un coche de escolta en el que viajaban dos policías y el conductor, también policía. En el coche de Carrero iba otro policía junto al conductor. «Era más un acompañamiento de protocolo o de cortesía que de seguridad».