Historias del mundo.
Un pantalón corto demasiado nazi.
El RSS, influyente organización de voluntarios hindúes, deja el short que copió a Hitler.
Limpieza de imagen. Desfile del RSS en Bangalore; abajo, Mohan Bhagwat, el jefe supremo y no electo de la organización hinduista (Manjunath Kiran - AFP)
Jordi Joan Baños, Nueva Delhi. Corresponsal 15/03/2016 01:41 | Actualizado a 15/03/2016 07:29
Una de las visiones más desazonadoras que India puede deparar a un turista europeo está a punto de pasar a la historia y los fabricantes de pantalones están de enhorabuena. La mayor organización de voluntarios de India y quizás del mundo, el RSS, acaba de dar un nuevo paso en la desnazificación de su imagen, sustituyendo el pantaloncillo caqui que adoptó hace 90 años por un pantalón largo y de color marrón. Son más de cinco millones de hindúes, todos hombres, que cada mañana, a eso de las seis, cultivan la disciplina con ejercicios marciales y –bambú en ristre– lanzan vivas a la Madre India.
En los próximos “cuatro o seis meses”, por lo menos se cubrirán las piernas. Lo ha anunciado su secretario general tras la decisión tomada por el máximo órgano de la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), traducible por Organización Voluntaria Nacional. Una tupida red de 56.859 grupos, tejida por la derecha hinduista en 36.867 municipios, que fue fundamental para convertir a uno de los suyos, Narendra Modi, en primer ministro hace un par de años.
El BJP, el partido que gobierna India, es una de las 40 organizaciones de toda índole que orbitan alrededor del RSS. Casi todos los ministros de Modi han salido de esta entidad patriótico-religiosa, cuyo origen remoto delataba hasta ahora un uniforme inquietantemente parecido al que Hugo Boss confeccionaba para las Juventudes Hitlerianas.
El RSS atribuye el cambio estético a su voluntad de adaptarse “al gusto de los jóvenes”, pero se debe a la inmediata asociación con el fascismo que evoca en cualquier observador occidental. No es fruto del azar. Los fundadores del movimiento, en los años veinte, encontraron inspiración en militarismos varios y, singularmente, en la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
La desnazificación del uniforme no empezó anteayer. En 1940, con el estallido de la guerra, tuvieron que cambiar la camisa parda por la actual, blanca. Las botas de caña alta, tan del gusto de las SS o los Camisas Negras, fueron abandonadas hace cuarenta años. Y también el cinturón de cuero, tan poco hindú, fue sagazmente sustituido tras la independencia. Quedaba el pantalón corto y quedan, sobre todo, las formas y los tics. Ver una marcha intimidatoria del RSS bordeando un barrio musulmán pone los pelos de punta.
En su Vuelta al mundo de un novelista, Vicente Blasco Ibáñez relata que, hace un siglo, se quedó de piedra al ver como un solo musulmán ponía en fuga a una docena de hindúes en Calcuta. De ahí la obsesión de los fundadores del RSS, Hedgewar y Golwalkar, por vigorizar y militarizar a los hindúes, que consideraban se habían “afeminado”. En nombre de lo más genuino, importaban recetas extranjeras y hasta pantaloncillos caquis, en las antípodas de la etiqueta autóctona. Y tronaban, como las religiones semíticas, a favor de una patria, un libro, una fe y una lengua. En 1930, después de que un dirigente se entrevistara con el Duce en Roma, el RSS adoptó el gorro todavía en uso y que algunos –como el sindicalista estudiantil, recién excarcelado, Kanhaiya Kumar– consideran de inspiración mussoliniana.
En cualquier caso, la difusa separación entre religión y estado y las tentativas de infiltración ideológica en todos los ámbitos, incluida la universidad, empieza a ser una grave preocupación entre sectores liberales. El pasado fin de semana, Sri Sri Ravi Shankar, un famoso gurú que empezó su carrera en Suiza, organizó un caótico festival con cientos de miles de personas junto al lecho del Yamuna, en Delhi, saltándose todas las normas ambientales. Aunque su organización es multimillonaria, los puentes sobre el Yamuna –otrora río sagrado, hoy cloaca– los construyó el ejército. Otro gurú televisivo amigo de Modi, Baba Ramdev, empieza ahora a impartir yoga en los cuarteles. Y en cuestión de meses, los nuevos libros de texto adaptados a la visión del mundo del RSS darán que hablar. Tal como vaticinó el experto Christophe Jaffrelot tras la elección de Modi, si las promesas de prosperidad no se materializan para la mayoría “habrá un plan B” para intentar retener el poder. Y no será gandhiano.
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