efeméride de una abominable infamia

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daktari
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efeméride de una abominable infamia

Mensaje por daktari »

Hoy 23 de febrero de 2022, se cumplen 41 años del golpe de Estado perpetrado por un grupo de fascistas, que pretendían acabar con la por entonces jovencísima democracia española. Menos mal que por suerte, los golpistas fascistas que pretendían semejante aberración, tenían el mismo coeficiente intelectual que el Azarías de "Los santos inocentes", y su intentona fracasó de manera estrepitosa, irrisoria y ridícula.

https://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_ ... 1a_de_1981
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José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

Que todavía haya gente que piense que todo aquello fue verdad, y no un grotesco circo dirigido por Juan Carlos I para consolidar su discutida corona, da buena cuenta de lo lavado que tienen el cerebro algunos pobres diablos. Demasiada TV y demasiada prensa. Normal que terminen afiliándose a partidos políticos.
daktari
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por daktari »

De manera que para ti...el hecho de que el Gobierno en pleno fuese secuestrado y retenido a punta de subfusil y pistola; que todo un teniente general y a su vez Vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa de España de 70 años de edad fuera zarandeado de manera vergonzosa y cobarde por unos guardias civiles golpistas e hijos de puta; que los tanques de Milans del Bosch patrullaran por las calles de Valencia perfectamente municionados; que los soldados que patrullaban las calles perfectamente pertrechados tuvieran la orden tajante de disparar en cuanto viesen que se les acercaba alguien; que la Acorazada Brunete estuviese a punto de tomar Madrid; que RTVE fuese asaltada por unidades militares, etcétera...¿ para ti todo esto fue un circo grotesco dirigido, orquestado y/o preparado por el otrora Rey de España y jefe del Estado español, para consolidar su discutida corona, no es así ?...siento decirte sin la más mínima acritud, que está claro que aquí el que tiene lavado y centrifugado el cerebro, eres tú, majete.

Mira, enteraíllo de los cojones...ni Armada, ni Milans, ni Tejero, ni la puta que los parió a todos ellos, cayeron en trampa alguna como tratan de hacer creer los patrioteros de hojalata fascistas. Lo que les ocurrió a estos bastardos es que las ansias de poder, un sentido equivocado de la obediencia debida y un patriotismo de hojalata absolutamente reaccionario, les jugaron una mala pasada, y se estrellaron de manera irrisoria y humillante. ¿Tú sabes por qué fracasó el golpe de Estado del 23-F?, pues mira, si te apetece, léete este artículo que colgué en el foro con motivo de otro 23-F, ya verás como una vez que lo hayas leído, dejarás de decir tantas soplapolleces:

¿Qué hechos, circunstancias, decisiones y/o actuaciones gubernamentales pudieron provocar el golpe de Estado del 23F ?.. y por otro lado…¿ Por qué fracasó la intentona golpista ?

Creo que a nadie se le escapa que en 1981, la situación política en España era, a pesar de haberse llevado a cabo una transición de la dictadura a la democracia civilizada y en algunos aspectos ejemplar, y de haberse aprobado una Constitución más o menos integradora, respetuosa, y garante con los derechos y libertades de los ciudadanos, la situación política y social era de lo más preocupante. ¿ Qué circunstancias, hechos, decisiones y/o actuaciones gubernamentales cabrían destacar como las principales detonantes de dicha preocupación política y social ?. Veamos:

1º/ La banda terrorista ETA, a fecha 1 de enero de 1981, había asesinado a 323 personas, y de esas 323 personas asesinadas, la mayoría de ellas pertenecían a las FF.SS del Estado (policías, y guardias civiles) así como jefes, oficiales, suboficiales y soldados de reemplazo de las tres armas del Ejército. Y como no podía ser de otra manera, las numerosas bajas en el estamento militar, no hizo más que provocar un serio y profundo malestar, lo que dio lugar a que en las salas de banderas de los acuertelamientos, y en los despachos de más de una Capitanía General, ese serio y profundo malestar se tradujera en un ruido de sables permanente. Lo que no se es cómo le pudo extrañar a la gente que hubiera ruido de sables, pues prácticamente la inmensa mayoría de los generales que estaban al mando de las distintas Capitanías Generales, habían luchado durante la guerra civil española en el bando golpista, por consiguiente, las posibilidades de asonadas militares estaban poco menos que garantizadas. Menos mal que hubo algún que otro capitán general que dejó a un lado los odios, las envidias y los rencores de la guerra civil, y se limitó a respetar y hacer cumplir la Constitución Española.

2º/ Aún habiendo transcurrido 4 años, un buen número de altos mandos militares no habían digerido la legalización del Partido Comunista (9-4-1977). No debemos olvidarnos que en septiembre de 1976, Adolfo Suárez tuvo que cesar fulminantemente al por entonces vicepresidente para Asuntos de la Defensa, el general Fernando de Santiago, al haberse opuesto frontalmente este último a la Ley de Libertad Sindical, y haberse mostrado inquieto con la primera amnistía. Tampoco debemos olvidarnos de que a raíz de la legalización del Partido Comunista, el entonces ministro de Marina, almirante Gabriel Pita da Veiga, dimitió de manera irrevocable de su cargo en protesta por dicha legalización.

3º/ No creo que sea descabellado afirmar que tanto el regreso desde el exilio de Josep Tarradellas a España, y por consiguiente, el resurgimiento del sentir independentista catalán, así como los incidentes que provocaron los junteros de Herri Batasuna en la Casa de Juntas de Guernika el 4 de febrero de 1981, con motivo de la visita de Su Majestad el Rey al País Vasco ( incidentes que fueron interpretados como una clara y manifiesta falta de respeto al Jefe del Estado, y a España), fueron dos hechos puntuales que ayudaron a exacerbar aún más si cabe a ciertos sectores del estamento militar.

4º/ La escasa presencia y participación de la derecha ultraconservadora en el mapa político, así como el fracaso económico, social y político de la UCD de Adolfo Suárez, y el impresionante avance del PSOE que hacía presagiar un inminente desembarco socialista en la Presidencia del Gobierno de España, fueron otras de las claves por lo que la situación en España no era precisamente para tirar cohetes en 1981.

Hasta aquí, creo haber detallado algunas de las causas más relevantes que pudieron ser esgrimidas como pretexto para dar un golpe de Estado como el del 23-F de 1981.

Y ahora, si te/os parece, analicemos por qué fracasó la intentona golpista.

Está meridianamente claro que el mérito de hacer fracasar el golpe, no fue al cien por cien del otrora Rey de España y jefe del Estado español, pero convendréis conmigo en que un tanto por ciento muy elevado yo creo que es de justicia adjudicárselo al Monarca. Y como no podía ser de otra manera, creo que es de justicia reconocer el gran mérito de la ciudadanía, pues fue realmente impresionante la manifestación que tuvo lugar cuatro días después de la intentona golpista, el viernes 27, donde el pueblo español le dijo tajantemente ¡NO ¡ a los golpistas, y ¡ SÍ ¡ a la Democracia y la Constitución. Pero ¡ojo!...ese mérito se lo concedo a la ciudadanía, a posteriori, una vez que había fracasado el intento de golpe de Estado. Y una vez hechas estas aclaraciones, pasemos al meollo de la cuestión, es decir, por qué fracasó el golpe de Estado.

Algunas de las claves que hicieron fracasar el golpe, las recogió en su día a los pocos años de la intentona golpista, Julio Busquets (comandante retirado y diputado del PSOE en el momento de escribir dicho artículo. Julio Busquets falleció en 2001) en un artículo bajo el título “Siete razones de una derrota”, artículo que forma parte de la “Historia de la Transición “, publicada en el desaparecido Diario16. Tengo que decir que estoy absolutamente de acuerdo con la argumentación del compañero de partido tristemente desaparecido, y si me lo permitís, voy a transcribir estas siete razones:

1ª/ Agustín Rodríguez Sahagún, a la sazón ministro de Defensa en el momento del golpe de estado, había tomado meses antes del golpe, tres importantísimas decisiones: No dar destino en Madrid a Jaime Miláns del Bosch; nombrar a Guillermo Quintana Lacacci, capitán general de la 1ª región militar (Madrid); y cesar en el mando de la Acorazada Brunete al general Torres Rojas, sustituyéndolo por el general Juste.

2ª/ El golpe se dio con una incomprensible precipitación: precipitación que se notó durante todo su desarrollo, desde la forma de cómo Tejero reclutó a los guardias civiles, que estuvo a punto de fracasar, hasta la búsqueda de los objetivos a ocupar.

3ª/ El regreso precipitado y sobre todo inoportuno del coronel San Martín: La ambición le cegó y le hizo perderse y perder a sus compañeros. Si hubiese seguido con Juste a Zaragoza, la DAC a las órdenes de Torres Rojas habría caído como un rodillo sobre Madrid.

4ª/ Las dudas de Juste: Las posibles dudas que en aquellos momentos pudiera tener el general Juste, se disiparon rápidamente gracias a la sensatez, prudencia, y el carácter contemporizador del general. Aún estando rodeado de golpistas, consiguió hablar con el capitán general de Madrid, el teniente general Guillermo Quintana Lacaci, con la Zarzuela, y la Acorazada Brunete se paró.

5ª/ La total carencia de coordinación política entre los líderes del golpe: Cuando Alfonso Armada le comunica a Tejero su intención de hacer un gobierno de concentración, incluyendo a socialistas y comunistas, Tejero, que pretendía un gobierno militar y volver al franquismo puro y duro, se revela encolerizado, y al parecer le dijo a Armada: !Esto es una chapuza¡, no dejándole ni entrar en el hemiciclo. Según Julio Busquets, ciertamente cabía aún más una posibilidad: un efecto-dominó de capitanes generales y una Junta de Defensa, pero esta posibilidad la yuguló el Rey.

6ª/ La actitud decidida del Rey. El efecto-dominó era imposible: Miláns quedaba aislado. Nunca ningún Rey de España fue tan querido como Don Juan Carlos aquella noche, en que salvó la democracia, y sin proponérselo afianzó la Monarquía. Y al lado del Rey, su leal Sabino Fernández del Campo desde el primer momento, apoyando, respaldando, y en contacto con su íntimo amigo Alonso Manglano, jefe de Estado Mayor de la Brigada Paracaidista.

7ª/ El patriotismo de los grandes generales: En primer lugar, el teniente general, Manuel Gutiérrez Mellado, con su brava arrancada que forzó unas ráfagas de metralletas que llenaron de pavor al país. Posiblemente aquellas ráfagas escuchadas por radio, impidieron el efecto-dominó que soñaban los golpistas, porque más de un general al oírlas debió pensar: ¿Dónde nos llevarán estos locos ?....En segundo lugar, el teniente general Guillermo Quintana Lacacci, firme defensor de la democracia en los dos frentes, el golpista y el terrorista, con el que todavía tiene contraída una deuda la nación española, deuda que desgraciadamente nunca se le pudo pagar, pues ETA lo asesinó el 29 de enero de 1984, en la calle Romero Robledo, al salir de misa. Y en tercer lugar, los capitanes generales, Pascual Galmes, que de Barcelona iría a Valencia como hombre de máxima confianza; González del Yerro, que llamó al Rey para ponerse a sus órdenes; los tenientes generales de la JUJEM; el general Arozarena, gobernador militar de Madrid, que sacó de su despacho a los golpistas a punta de pistola; Aramburu Topete, Sáenz de Santa María, Alcalá Galiano, Mendizábal con sus paracas, Sáez de Tejada desde la colaboración leal con su capitán general, etcétera.

Hasta aquí el pormenorizado análisis de Julio Busquets, análisis que comparto de principio a fin.

Y por último, no quisiera acabar este monográfico dedicado al 23-F, sin hacer una mención especial a un grupo de militares que participaron fervorosamente en el cumplimiento de La Constitución durante la intentona golpista del 23-F de 1981, y en la erradicación de futuras intentonas golpistas militares.

Manuel Gutiérrez Mellado: Teniente General, vicepresidente primero del Gobierno de Adolfo Suárez para Asuntos de la Defensa (1979-1981). Todavía se me humedecen los ojos cuando le veo zarandeado por el miserable golpista Antonio Tejero en el hemiciclo del Congreso, como también he de decir que me dan ganas de ponerme firme, y en primer tiempo de saludo, cuando me imagino “al Guti” ordenando arrestar al general de la Guardia Civil, Juan Atarés Peña, cuando este último lanzó una proclama contra la Constitución, y le llamó, “traidor”, “masón” y “espía”, durante un acto castrense en Cartagena.

José Gabeiras Montero: Teniente General, y Jefe del Estado Mayor del Ejército durante el 23-F, desde el cual se encargó de controlar estrechamente al general Alfonso Armada, segundo jefe del Estado Mayor, y de informar puntualmente a Su Majestad el Rey. Su voto de calidad fue decisivo para que Sáenz de Santa María fuera ascendido a Teniente General tras el golpe del 23-F.

Guillermo Quintana Lacacci: Capitán General de Madrid durante el 23-F. Su elevado concepto de la lealtad, el respeto y la obediencia debida, fue decisivo durante el golpe, pues impidió que la Acorazada Brunete saliese a la calle. Fue asesinado por ETA en febrero de 1984.

Los hermanos Ignacio y Emiliano Alfaro Arregui, ambos Tenientes Generales, y el Almirante Ángel Liberal Lucini, miembros de la JUJEM (Junta de Jefes de Estado Mayor) también jugaron un papel importantísimo en la reforma militar llevada a cabo por Felipe González.

Sabino Fernández Campo: general del Ejército. En 1977 fue nombrado por Su Majestad el Rey Juan Carlos I, Secretario General de la Casa de Su Majestad el Rey, siendo al mismo tiempo desde 1990, Jefe de la Casa de Su Majestad. Hombre prudente, discreto, fiel, hábil, y leal donde los haya. Su lealtad a la Corona ha sido, y es, incuestionable. Durante el 23-F, fue el encargado de anular las maquiavélicas pretensiones que tenía el general Armada de acceder a Su Majestad el Rey, tanto de manera telefónica, como en persona.

Si has leído este mamotreto pormenorizado sobre el 23-F de 1981, espero que te sirva para no decir más tonterías.
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José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

El intento de golpe de estado no es lo que pasó después de la dimisión de Suárez, sino lo que sucedió antes de esa dimisión. El golpe de estado está ahí. El golpe de estado no es Tejero. Un rey que se permite echar (antes de que cumpla de mandato) a un presidente del gobierno, es un rey que incumple gravísimamente la ley constitucional. Un rey que está siendo aconsejado por un grupo de militares. ¿Qué golpe militar hubo para derribar a Suárez? Ese es el tema. ¿Es que Juan Carlos I no jugó un papel de cómplice para derribarlo? ¿La anomalía no está en la dimisión de Suárez? ¿Por qué todos los focos están puestos en el 23F, si ese no es el tema? El rey Juan Carlos I destituye con un golpe militar, con una reunión de militares, a Suárez, y es ahí donde está el golpe anticonstitucional. Y luego quieren arreglarlo con una comedia, para que aparezca el rey y Armada como figuras salvadoras. Mañana me extenderé más. No lo haré para que despiertes, porque está claro que tú no eres capaz de distinguir la verdad aunque la tengas a un palmo. Eres un partidócrata afiliado al PSOE. No se puede esperar nada racional de una mente tan sectaria. Y menos a ciertas edades, donde han ciertos vicios que son imposibles de erradicar.
daktari
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por daktari »

Mañana leeré la sarta de elucubraciones irrisorias que piensas aportar, pero como sean como las que has escrito en este mensaje, será la prueba evidente de que no das más de sí.

A mejorarse...que me voy a dormir.
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por Regshoe »

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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por El Sopapo »


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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por jordi »

Encima el sujeto cree que los tontos somos los demás y no para de insultarnos :jojojo
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por Edison »

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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por SanTelmo »

Estáis aquí atacando a un forero que dice que el cabecilla era Juan Carlos como si desde la izquierda no se llevase años diciendo que Juan Carlos era el cabecilla.
José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

Daktari, Regshoe, El Sopapo, Jordi y Edison... he conseguido reunir a los cómicos del #TeamZurdo y hacer que renieguen de todo lo que la izquierda ha estado defendiendo durante décadas, con el único fin de contradecir a este "peligroso liberal". Solo faltarían El Pizarreño y Nexus666 para cerrar el círculo.

:fumar
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Regshoe
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por Regshoe »

Donde hay un liberal?
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José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

23-F: un golpe de Estado «en el nombre del Rey»

El abogado Antonio García-Trevijano reveló que el exjefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, le confirmó en un almuerzo en el Club 31 de Madrid que Juan Carlos de Borbón fue el responsable último del 23F

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Hoy se cumple el 40 aniversario del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, cuatro décadas en las que la ciudadanía española aún no sabe quién fue el verdadero instigador de la andanada de los militares que tomaron el Congreso de los Diputados al grito de «¡Quieto todo el mundo!».

Cada vez son menos los hombres y mujeres que se creen la versión que se quiso vender. Las voces que reclaman la desclasificación de la información de los diferentes cuerpos de inteligencia son cada vez más fuertes, pero siempre se encuentran con el pacto subterráneo de los partidos de la Transición (PSOE y PP, principalmente) de no tocar ese tema porque no sería sorprendente que hubieran estado tan involucrados en el golpe que el más que posible verdadero instigador del mismo: el rey Juan Carlos I.

Según contó el abogado Antonio García-Trevijano, el ex jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, le confirmó en un almuerzo en el Club 31 que Juan Carlos de Borbón fue el responsable último del 23F. Las pruebas para hacer una afirmación de este tipo fueron las múltiples reuniones que mantuvo con los principales cabecillas y que luego fueron juzgados, condenados e indultados.

Antonio García-Trevijano fue contundente en una conversación con los periodistas Isabel Bugalla y Daniel Prieto: «Al poco de haber publicado esta opinión mía en un periódico (El Mundo), Sabino Fernández Campo –Secretario General de la Casa Real española– me dijo que yo había sido el único que había dicho la verdad sobre aquellos hechos. Además, me confirmó que mi interpretación había sido exacta y que el Rey había sido el responsable de todo. En vida, Sabino jamás lo desmintió».

El abogado, además, añadió que Sabino Fernández Campo le proporcionó varios indicios que nunca fueron investigados: un importante dirigente del PSOE «con el acuerdo tácito de Felipe González, dio luz verde a la operación en la cena con el general Armada en Jaca, la propia reina Sofía cometió la maliciosa indiscreción de contar que el rey “engañó” a los generales diciéndoles que estaba de acuerdo con ellos (una forma de justificar su inicial apoyo) y después cumplió su promesa de que hablaría con los jueces para que no hubiera condenas a la mayoría de los militares del 23F, por eso Armada entra en la Zarzuela y en el Congreso ofreciendo un Gobierno de concentración con 19 ministros y un avión para Tejero. Y por eso el rey cumple: fueron indultados».

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Listado del gobierno de concentración propuesto por Armada a Tejero

Las reuniones con el general Armada
Mucho se ha hablado, analizado y discutido sobre la presunta participación de Juan Carlos I en el intento de Golpe de Estado. La opacidad respecto a los hechos que se produjeron en los meses previos a la insurrección de los militares nostálgicos del franquismo es absoluta. Los documentos de los servicios de inteligencia españoles aún siguen clasificados y ocultos al pueblo español, algo que aumenta más las sospechas de que la Casa Real pudo haber tenido, presuntamente, cierta implicación con lo ocurrido en aquella tarde-noche en la que se debatía la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo tras la dimisión de Adolfo Suárez.

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Juan Carlos I abraza al general Armada

El coronel Amadeo Martínez Inglés, en el libro Juan Carlos I. El último Borbón, da algunas claves importantes de lo sucedido en los días previos. Una de ellas la encontramos en las reuniones que mantuvo el entonces Jefe del Estado con uno de los cabecillas del Golpe de Estado, el general Alfonso Armada.

Según Martínez Inglés, en el mes de febrero de 1981 el monarca se reunió con el militar hasta en 7 ocasiones, 6 presenciales (6, 7, 11, 12, 13 y 17 de febrero) y una telefónica (3 de febrero), además de otras 4 en los dos meses anteriores, es decir, un total de 11 encuentros.

«¿Qué asuntos tan graves y atípicos empujaban a Armada y al rey a relacionarse personalmente con tanta asiduidad (Baqueira Beret, La Zarzuela, conferencias telefónicas…) no estando ya el primero al servicio directo del segundo sino, por el contrario, en un puesto activo en el Ejército, al mando de la División de Montaña Urgel nº 4, en Lérida, y más tarde en el Estado Mayor del Ejército en Madrid?», se pregunta el coronel Martínez Inglés.

Una de estas reuniones está protegida por el máximo de los secretos: la del 13 de febrero de 1981, sólo 10 días antes del 23F. Ese encuentro entre Armada y el rey Juan Carlos tuvo que ser tan importante que el propio general solicitó por carta a Casa Real autorización para usar, durante el juicio, en su defensa el contenido de la reunión. Juan Carlos I se lo denegó y Armada fue condenado a 30 años de prisión sin que mencionara en ningún momento lo que ocurrió aquel día.

«¿Qué asuntos trataron don Juan Carlos y el general Armada ese enigmático día 13 de febrero? Resulta pueril pensar que el general, para defenderse de una posible pena de treinta años de cárcel, intentara refugiarse en un rutinario informe personal sobre la situación del país y del Ejército (además, él no era la persona más indicada para presentar ese hipotético dossier al rey) que, según bastantes «investigadores» del caso (todos milimétricamente adscritos a las tesis oficiales) fue lo único que Armada facilitó al soberano a lo largo de la misteriosa entrevista. Y resulta, asimismo, fuera de toda lógica que el monarca le prohibiese con posterioridad dar publicidad a esos informes y comentarios personales si le podían servir para defenderse», afirma Martínez Inglés.

Sin embargo, el coronel va más allá y afirma categóricamente que «allí se habló de la “Solución Armada”, de la maniobra político-palaciega a punto de comenzar; del estado de las conversaciones con Milans y con los líderes políticos; del estado de ánimo en los cuarteles; del otro golpe duro que amenazaba, a corto plazo, a la democracia y a la propia Corona; de aquellas medidas, necesarias y urgentes, para intentar detener este último peligro sin dañar en demasía el orden constitucional vigente… Todo debía estar bajo control en esos preocupantes momentos, ya que nada debía dejarse al azar. La cuenta atrás había comenzado. La suerte estaba echada. Sin embargo, los hechos posteriores demostrarían que en el entorno de la famosa «Solución» político-militar no todo estaba tan atado y bien atado como se creía en La Zarzuela».

Importante también fue la reunión mantenida en Zarzuela el día 11 de febrero de 1981. En el almuerzo entre García-Trevijano y Fernández Campo, el ex jefe de la Casa Real puso este encuentro como uno de los ejemplos más claros de la implicación de Juan Carlos de Borbón en la configuración del golpe de Estado.

Armada se presentó, según el relato de Sabino Fernández Campo, en la residencia oficial del Jefe del Estado sin tener audiencia concedida. Al principio, el entonces jefe de la Casa Real intentó impedir que el general accediera al monarca. Sin embargo, fue éste quien dio la orden de que se permitiera el acceso a Armada porque «tenía prioridad». A la misma hora estaba concedida una audiencia a Alfonso de Borbón y,si no se ha realizado ninguna manipulación del registro de entrada, se podría confirmar este hecho.

Reuniones con el resto de los generales golpistas

En el mes de noviembre de 1980 varios capitanes generales (Merry Gordon, Campano, Milans del Bosch, Polanco, González del Yerro y Elícegui), dirigieron una carta al rey Juan Carlos en la que reclamaban la cabeza de Adolfo Suárez en beneficio de la patria. Este escrito provocó que Juan Carlos I recibiera a Milans en Zarzuela en el mes de diciembre, es decir, dos meses antes de que se produjera el intento de golpe de Estado. Además, Juan Carlos de Borbón habló en secreto con el resto de firmantes de la carta.

En esas conversaciones y reuniones los militares plantearon al monarca su deseo de un vuelco político, de un cambio de gobierno. Sin embargo, en un primer momento, no se produjo ningún tipo de decisión por parte de Juan Carlos I aunque en su mensaje de Navidad reflejó su preocupación por la situación de país que, en cierto modo, reflejaba las demandas de los generales.

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El rey Juan Carlos se come un bocadillo con el general Milans del Bosch

Días después de ese discurso, el entonces Jefe del Estado se reunió con Adolfo Suárez en la estación de esquí de Baqueira Beret en la que hace ver al presidente del Gobierno la preocupación de los militares y la posibilidad de que se esté gestando un golpe. Además, le dejó caer que era conveniente de que se tomaran decisiones políticas inmediatas. No fue una petición de dimisión, como la que protagonizó el monarca con Arias Navarro en 1976, pero le manifestó con rotundidad que el país, el sistema democrático y la transición pasaban inevitablemente por frenar a los militares.

Esas mismas navidades, Juan Carlos I había recibido un informe ultrasecreto redactado por el general Alfonso Armada en el que se deja claro que un alzamiento militar está en marcha.

Por tanto, a la reunión con Suárez, Juan Carlos de Borbón acudió con la decisión ya tomada de impulsar el cambio que piden los altos mandos del Ejército porque su corona estaba en juego. Era muy consciente de que un error o una falta de decisión suya en esos delicados momentos podría propiciar la catástrofe porque el Ejército es la única institución capaz de arruinar por sí sola todas sus expectativas.

Suárez entendió el mensaje y lo dejó muy claro en el discurso en el que comunicó, un mes después de su reunión con el rey, a la nación su dimisión: «No me voy por cansancio. No me voy porque haya sufrido un revés superior a mi capacidad de encaje. No me voy por temor al futuro. Me voy porque las palabras ya no parecen ser suficientes y es preciso demostrar con hechos la que somos y lo que queremos».

Unos días antes de la dimisión de Suárez se produjo una reunión en la Capitanía General de Zaragoza en la que participaron algunos de los generales que encabezaron el intento de golpe de Estado y, por el tono de algunas intervenciones, se intuye que el rey había dado garantías a los altos mandos militares de que Suárez había caído en desgracia e iba a ser defenestrado.

Sin embargo, esos propios mandos no tenían garantías del rey Juan Carlos de que sus reclamaciones se mantuvieran en el medio o el largo plazo y la dimisión de Suárez no desactivó los planes que estaban incluidos en el informe de Alfonso Armada.

Los altos mandos militares presionaron para que Suárez dimitiera y lo hicieron a través del rey, quien se plegó a sus exigencias para mantener su corona. Todo ello se produjo a través de audiencias personales, en escritos colectivos de dudosa legalidad, en charlas informales con motivo de eventos castrenses tradicionales e, incluso, en documentos reservados de los servicios de Inteligencia fuera de los conductos reglamentarios.

Lo que realmente flotaba en el ambiente era que los militares pedían un cambio de rumbo, una moderación de la transición porque, finalmente, un golpe de timón podría relevar de su puesto al propio rey. Eso, no lo podía permitir y Juan Carlos de Borbón sabía perfectamente que los militares le estaban colocando en un verdadero aprieto.

Juan Carlos I dio el plácet el 21 de febrero

Diario16 ha tenido acceso a distintas fuentes que han confirmado que 48 horas antes del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 los cabecillas civiles recibieron el placet del rey Juan Carlos a través del general Armada. Ello se produjo en una reunión celebrada en el domicilio de José María Oriol Urquijo, quien fue alcalde de Bilbao, presidente de Hidroeléctrica Española y Talgo, entre otras compañías, y una de las personas que fue a recibir a Juan Carlos de Borbón a la estación de tren cuando llegó a España. Además del general, en esa reunión se encontraban, entre otros, el anfitrión, José Antonio Girón de Velasco (ex ministro de Trabajo con Franco y el banderín de enganche de los ultras en los primeros años de la Transición) y Juan García Carrés (el correveydile de los protagonistas del golpe).

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Portada de Diario16 tras el golpe de Estado de Tejero.

No era la primera reunión que se celebraba en el domicilio de José María Oriol, ya que en los meses previos al intento del golpe se celebraron diferentes encuentros en una casa situada en Monte Del Pilar que tenía una finca de 300 hectáreas, lo que garantizaba el secretismo. Nadie les iba a molestar mientras organizaban un golpe de Estado en el despacho de José María Oriol. La Fundación Mapfre, de donde es consejera Elena de Borbón, tiene en la actualidad su sede en esa propiedad. En esas reuniones previas también estuvieron presentes alguno de los cabecillas militares como Jaime Milans del Bosch cuando se desplazaba de Valencia.

El contacto entre los generales y la parte civil era Juan García Carrés a quien, según confirman las fuentes consultadas, Girón de Velasco le iba abriendo las puertas de los despachos tras una llamada previa. Se trataba de un hombre simpático pero que generaba preocupación por sus excesos verbales y su elocuencia.

La dictadura de Juan Carlos de Borbón

Juan Carlos I vio que el 23F se le iba de las manos y, según fuentes que estuvieron cercanas al monarca en aquellos meses posteriores al intento de golpe de Estado, pasó «mucho miedo». Por ello, en el Palacio de la Zarzuela se inició una operación político-militar secreta que le permitió hacerse con el poder real del Estado, independientemente de lo que dijera la Constitución, para evitarse, en el futuro, sustos tan fuertes y desagradables como los que vivió durante «la Tejerada».

Según indica el coronel Martínez Inglés, el rey abrió dos frentes. El primero fue llamar a capítulo a todos los líderes políticos que, de un modo u otro, estuvieron de acuerdo con la «Solución Armada»; el segundo, y, quizá el más importante, el hacerse con el control de todos los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas y, de este modo, convertirse en el hombre más informado de España, lo que, por ende, le transformaría en la persona más poderosa del país.

Esto tuvo como consecuencia que Juan Carlos I no sólo dispusiera de las funciones que el confería la Constitución, sino que durante su reinado ejerció el poder de facto, disfrazado de rey constitucional y demócrata, pero sometiendo a los políticos, entre campechanía, sonrisas y abrazos, quienes siempre creyeron que no ejercía el poder pero que no dudaron en aceptar la voluntad del monarca.

El primer baluarte de la información era el CESID (Centro Superior de Información de la Defensa), formado casi exclusivamente por militares y con una estructura anticuada volcada preferentemente, siguiendo todavía con las directrices de los servicios secretos del Régimen franquista, a la información interior: política, social y militar. El control del CESID se convirtió en prioridad absoluta del rey Juan Carlos en los meses siguientes al 23F.

«Así, en octubre de 1981, después de someter a una presión directa e insoslayable al nuevo presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo consigue que sea nombrado director general del CESID el coronel Emilio Alonso Manglano, un militar de la nobleza, monárquico visceral y que había jugado un papel esencial en la postura de “no intervención” adoptada por la Brigada Paracaidista durante el 23F», afirma Martínez Inglés.

Este hecho fue importante puesto que los jefes de esta unidad siempre fueron partidarios de un golpe de Estado duro, «a la turca». Si en febrero los paracaidistas hubieran actuado, el golpe habría tenido éxito. Y esto lo sabía Juan Carlos I y recompensó a Manglano con la dirección del CESID. Ya había colocado al hombre clave en el lugar clave porque la apuesta nunca fue desinteresada, ya que con su fiel servidor a la cabeza del CESID, Juan Carlos I sería el primer beneficiario de cuanta información sensible y reservada generaran los servicios de Inteligencia del Estado.

Ello, unido al control que por su mando supremo de las Fuerzas Armadas ya ejercía sobre la Junta de Jefes de Estado Mayor convirtieron al monarca en el hombre mejor informado del país más poderoso y capaz de «erigirse de facto (guardando siempre las formas democráticas, cómo no) en un auténtico dictador en la sombra», asegura el coronel Martínez Inglés.

Manglano se convirtió, a partir de octubre de 1981, en los ojos y los oídos del rey Juan Carlos, en la punta de lanza de su oculto poder, «en la correa de transmisión, a través de la cual recibiría a diario la munición necesaria para doblegar y hacer hincar de rodillas a los políticos de la democracia elegidos por el pueblo soberano. Con el general Sabino Fernández Campo como nuevo valido y fontanero máximo del palacio de La Zarzuela, reconvertido en El Pardo de décadas pasadas; con el espía Alonso Manglano sirviéndole a mansalva y en tiempo real cuanta información sensible (mucha de ella referida a los otros poderes del Estado) llegara a los terminales del siniestro servicio de información del Estado que dirigía con mano de hierro; con la cúpula militar (JUJEM), y los servicios de Inteligencia exterior secretos adscritos a la misma, obediente y sumisa en virtud de la etérea y nunca concretada Jefatura Suprema de las FAS que le otorga la Constitución; y con el permanente «chantaje» a los políticos, y en especial a los sucesivos presidentes del Gobierno elegidos democráticamente por el pueblo, que representaba la mera existencia de esa suprema jefatura sobre los militares como valladar ante tentaciones golpistas… el camino a esa deseada dictadura real en la sombra se presentaba expedito», afirma Martínez Inglés.

https://diario16.com/23-f-un-golpe-de-e ... e-del-rey/
José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

Liberal, demócrata, constitucionalista... llámalo X. En definitiva, todo lo que no sois vosotros, yonkis de la partidocracia.
jordi
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por jordi »

Representante del nacional-liberalismo será, algún equivalente afín al nacionalsocialismo y nacionalcatolicismo.
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El Sopapo
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por El Sopapo »

Precisamente por eso el cachondeo, que ahora venga este a contarnos un cuento que ya sabemos. Eso que se lo explique a Ayuso y Santiago.
José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

Aquí el único que bebe de ideologías totalitarias, y defiende sistemas políticos corruptos partitocráticos (como el español, heredero del franquismo), eres tú. Yo estoy a un nivel de evolución política bastante por encima del tuyo.
José
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por José »

No sé a quién pretendes engañar. El cachondeo no viene porque venga a contaros algo que supuestamente ya sabéis. De hecho, no lo sabéis, porque solo sois una manga de sectarios e ignorantes con un nivel intelectual y cultural paupérrimo. El cachondeo que os traéis los cómicos del #TeamZurdo es porque estáis intentando ridiculizar mi argumento, tratándolo de conspiranoico y, según la propia imagen que tú mismo has publicado, "magufo".

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SanTelmo
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por SanTelmo »

Lo sabrás tú, parece que hay quien no lo sabe.
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Regshoe
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Re: efeméride de una abominable infamia

Mensaje por Regshoe »

Liberal y demócrata son antónimos.
No digamos ya constitucionalista.
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