http://www.lavozdegalicia.es/noticia/es ... P19991.htmVer citas anterioresLas bases manchegas de Podemos avalan su primera coalición de Gobierno con el PSOE
El 78 % de la militancia aceptan la incorporación al Ejecutivo del socialista García-Page
Ismael Herrero | EFE
ander azpiroz
madrid / colpisa 26/07/2017 05:00 h
PSOE y Podemos gobernarán juntos por primera vez una comunidad autónoma después de que las bases del partido morado hayan aceptado la oferta del socialista Emiliano García-Page para entrar en el Ejecutivo de Castilla-La Mancha. La militancia de la formación de Pablo Iglesias fue rotunda y en una consulta en la que participaron 4.584 inscritos, el sí se impuso con el 78 % de los votos.
Los Gobiernos autonómicos en España
La incorporación al Gobierno castellano-manchego contaba con el apoyo de las direcciones regional y nacional de Podemos. Solo la corriente anticapitalista, que cuenta con un seguimiento de en torno a un 10 % de los inscritos a nivel estatal, la rechazó al considerar que la decisión convierte a Podemos en «subalterno» del PSOE. «Es un giro político muy fuerte que requiere abrir un debate a nivel nacional» afirmó el diputado regional de Podemos Castilla-La Mancha David Llorente, representante del sector crítico. «Podemos debe ser una alternativa al bipartidismo y mantenerse fiel a su proyecto original». Llorente ha recordado que la pregunta era «muy confusa», por lo que le hubiera gustado saber «qué hubiera pasado» si se hubiera desgranado en dos y consultar por un lado sobre la aprobación de los presupuestos regionales y por otra sobre la entrada al Gobierno.
El acuerdo alcanzado en Castilla-La Mancha, en el que se implicaron personalmente Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ofrece varias lecturas. A nivel nacional, se convierte en el primer gran pacto de Gobierno entre las dos principales fuerzas de izquierda, lo que a la vez hace de esta comunidad un laboratorio donde ensayar la viabilidad de acuerdos PSOE-Podemos en otras regiones e, incluso, a nivel nacional.
Tras los comicios de mayo del 2015, la formación de Iglesias permitió las investiduras de presidentes socialistas en varias comunidades aunque renunció a compartir Ejecutivos con un PSOE que por aquel entonces todavía era «la casta», según repetían los dirigentes de Podemos.
Giro radical
Esta posición ha dado un giro de 180 grados dos años después. Según han justificado a lo largo de los últimos días destacados dirigentes de Podemos, con Iglesias a la cabeza, «a veces solo gobernar garantiza el cambio». Y esto se aplica tanto a nivel autonómico como nacional, donde el líder de Podemos se ha ofrecido en distintas ocasiones a Sánchez para formar un Ejecutivo de coalición. «Gobernar para la gente es nuestro mayor reto», señaló el jefe de filas de Podemos. Esta afirmación refleja el cambio de actitud de Iglesias, que parece más próximo ahora a las tesis que defendió Íñigo Errejón en Vistalegre II respecto a la relación con el PSOE.
Otro peso pesado de Podemos como Pablo Echenique, quien rechaza incorporarse al Ejecutivo del socialista Javier Lambán en Aragón, valoró que el acuerdo de Castilla-La Mancha «marca el camino de lo que podría y debería suceder en España». «El tiempo -añadió el secretario de organización- dirá si la apuesta ha sido acertada, pero lo que es obvio es que ha sido valiente».
Contra las cuerdas
A nivel regional el pacto permitirá sacar adelante los presupuestos y evitará el adelanto electoral en una comunidad donde el Partido Popular, con María Dolores de Cospedal al frente, fue la fuerza más votada en las pasadas autonómicas y se quedó a solo un escaño de la mayoría absoluta.
PSOE y Podemos pactaron la investidura, pero desde entonces el distanciamiento fue creciente entre las dos formaciones. La incorporación al Ejecutivo del partido morado, que se hará cargo de la vicepresidencia y una consejería, debería proporcionar estabilidad al Gobierno hasta el final de la legislatura. En el acercamiento entre ambas fuerzas también es llamativo que uno de los protagonistas sea García-Page, quien en las primarias del PSOE se alineó con Susana Díaz y la tesis de no pactar con Podemos.
Tras la decisión de las bases de Podemos, el último fleco para formalizar el Gobierno de coalición es el visto bueno de la militancia socialista, un requisito que Ferraz impuso a García-Page, quien en principio se mostró contrario a someter el acuerdo a consultas.
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