Por cierto, volviendo a los taxistas. Igual esta noticia y su semejanza con cierto partido político cuyo logo es un ave carroñera que se alimenta de basura y cadáveres explica la pasión de Blanca por los taxistas.
Una organización "criminal" tras la 'guerra' a Cabify en Sevilla
Los nueve coches de la empresa de alquiler con conductor Cabify que ardieron en la madrugada del pasado martes son sólo un episodio -el más grave, eso sí- de la guerra desatada en Sevilla contra estos vehículos y las compañías que los explotan.
El incendio, intencionado a todas luces, de los vehículos que dormían en el aparcamiento de un hotel rural de Castilblanco de los Arroyos -que Cabify había desplazado a la capital hispalense para reforzar el servicio de la Feria- es el último capítulo de una persecución en toda regla que vienen sufriendo estas empresa (y sus trabajadores) desde hace meses.
Y, aunque la investigación abierta por los incendios aún no señala a nadie, el sector del taxi está bajo sospecha. Más aún, del largo listado de ataques que vienen sufriendo los VTC(vehículos de transportes con conductor), una buena parte sí han sido vinculados al gremio de los taxistas sevillanos.
Hasta el punto de que la Policía Nacional ha imputado a dos taxistas e investiga a otros 27 por los actos vandálicos que se han repetido un día sí y otro no en estos últimos meses, desde que el negocio de los coches de alquiler con conductor aterrizase en la ciudad.
Que los ataques no son casuales y están perfectamente organizados es, a estas alturas, algo más que una sospecha. Hasta el punto de que la Policía Nacional imputa a la mayor parte de los sospechosos de los ataques, además de los daños causados a los vehículos, su pertenencia a un grupo «criminal».
Así consta en un informe oficial, al que ha tenido acceso EL MUNDO de Andalucía, fechado hace poco más de un mes en el que aparecen hasta 25 de los sospechosos de la guerra de guerrillas que está sufriendo el sector de los VTC en Sevilla.
Todos ellos son taxistas y a todos se les atribuye un delito de pertenencia a grupo criminal.
Dos de ellos fueron detenidos por un delito grave de daños, otros tres por daños leves y trece, por coacciones. Además de por pertenecer a una banda organizada.
Las sospechas de los investigadores policiales coinciden con las de los empresarios víctimas de los ataques, que vienen defendiendo que los ataques están más que preparados.
Así se explica, en palabra de uno de ellos que pide preservar su anonimato, que a uno de sus vehículos le bloqueasen una madrugada en el túnel junto a la estación de autobuses o que otro de sus coches fuese recibido a pedradas en un lugar por el que ni siquiera el conductor sabía que iba a pasar.
Este empresario es socio de una compañía cien por cien sevillana que da empleo a catorce personas y que empezó a funcionar en noviembre. Al principio, cuenta, tenía pocos coches circulando por las calles de Sevilla y sólo había «malas miradas».
Pero al poco tiempo, y a medida que la flota de la empresa y su actividad crecían, empezaron los insultos, las amenazas y, a continuación, pintadas, pedradas y hasta persecuciones.
«Cada día se ha ido calentando más», denuncia este empresario que insiste en que su negocio es «completamente legal» en contra de los argumentos que esgrimen los taxistas que se han enfrentado a sus empleados. «Si fuera una actividad ilegal, estaría en la cárcel y los coches, precintados», añade.
A sus vehículos los han llegado a rociar con ácido y los apedreado con clientes dentro. Los conductores han grabado los ataques e, incluso, a los atacantes, que llegan y se van en taxi. Pero, asegura, pese a todo «no nos vamos a ir».
El incendio de los nueve coches de Cabify ha servido, paradójicamente, para que la guerra silenciosa que les habían declarado a estos vehículos sea mucho más visible y para que las denuncias se multipliquen. Ya no sucede como antes y todos los ataques se convierten en denuncia. En una sola mañana, la del miércoles, se pusieron 30. Y la cuenta no para de crecer.
http://www.elmundo.es/andalucia/2017/05 ... b4610.html
