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Los «errores» del sodomita Amenábar.
Amenábar, declarado sodomita, allá él, ha estrenado nuevo bodrio que, cómo no, y dado la que está cayendo, no podía ser sobre otra cosa que sobre nuestra trágica historia de los años treinta del siglo pasado; o no tan trágica, porque gracias al heroísmo de tantos nos salvamos durante décadas de haber caído bajo el «paraíso socialista» que no tenían preparado.
En este caso la bazofia y el mejunje lleva por título «Mientras dure la guerra». ¿Pero qué esperaban de este patético personaje? Porque lo suyo no es hacer cine, sino propaganda; lo suyo no son «errores» como lo han calificado todos los medios, sino falsedades, mentiras, embustes, falacias, trolas, patrañas y calumnias… que algo queda.
Empezando por sus declaraciones de que «no pretende incomodar ni ofender y sí ser entendido por «la izquierda y la derecha»», hasta el FIN, todo está plagado de mal leche, de «memoria histórica» de la de ahora que en realidad es mentira histérica y de bilis; porque no otra cosa puede excretar Amenábar, todo un reconocido sodomita, allá él.
Este aprovechado de las subvenciones tergiversa todo, desde el primer acto. Señalaremos sólo dos casos –dejamos por absurdo criticar la caricatura que hace del histriónico Unamuno y de su famoso incidente hoy más que clarificado en contra de lo que se presenta en el bodrio–, por no alargar y porque pueden ver en Internet (por ejemplo ver aquí ABC)cómo día a día aumentan los «errores» de Amenábar, reconocido sodomita, allá él.
La declaración del «Estado de guerra» en Salamanca no lo fue por un nutrido grupo de militares protegidos por otros venidos en camión y con ametralladoras como presenta, sino por un pequeño piquete de soldados y un Escuadrón de Caballería capidisminuido que fueron tiroteados por militantes de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) –o sea, comunistas dirigidos entonces por Carrillo, ese demócrata de toda la vida–, es decir, por revolucionarios marxistas, más rojos que las amapolas, que ya poseían armas en ese instante –ojo al dato–, lo que obligó a los soldados a responder al fuego con fuego, ojo también a este dato, ya en uso de la legalidad de tal declaración, provocando, aquéllos, no éstos, el consiguiente tiroteo que dio como balance algunas víctimas inocentes d e las que andaban por la plaza algo despistadas, sea, lo que hoy se denomina «daños colaterales» para quitarle hierro y excusar la cosa… salvo si se trata de poner a parir a los nacionales, léase hoy «franquistas». Víctimas que lo fueron por culpa, como se ve, de la acción irresponsable de esos marxistas tan democráticos como hoy se les quiere presentar, pues de no haber hecho fuego contra la autoridad militar recién instaurada nada habría pasado –¿tenían que dejarse matar los soldados?–; ese rojos desorejados podría haber esperado a hacerlo en otro momento y cara a cara, pero no, porque lo que ellos buscaban, además de hostigar a los soldados, era precisamente eso, es decir, provocar víctimas civiles para poder cacarear lo que ahora cacarean de la «represión fascista».
No puede ser tampoco error, sino mala leche, porque el dato es muy, pero que muy preciso y más que conocido –búsquese en Internet y hasta en las web más marxista y antidemocrática lo reconocen–, lo que nos cuenta Amenábar, ese sodomita reconocido, allá él, del cambio de bandera. No fue Franco como dice, aunque sí estuvo en el balcón en Sevilla en el momento de reponer tal bandera en tal ciudad, sino la Junta de Defensa –de la que Franco no formaba parte, por cierto y para más inri–, creada nada más producirse el Alzamiento según lo previsto, la que ordenó dicho cambio para toda España, bien que de momento sólo la que formó el lado nacional, y en fecha tan tardía como el 14 de Agosto. Porque lo que no saca Amenábar, reconocido sodomita, allá él, es que desde el 18 de Julio hasta dicha fecha, a excepción de en Navarra, en todo la zona nacional la bandera imperante fue la tricolor republicana, la misma con la que el 1 de Agosto comienzan a avanzar hacia Madrid las columnas dirigidas por Yagüe. Y es que el Alzamiento no se hizo contra la República, sino a favor de ella, para rescatarla de las garras del la revolución marxista que la había corrompido y que la quería convertir en república socialista y soviética; otra cosa es que el devenir posterior diera sorpresas, como suele ocurrir; por cierto, producto de los avatares, no de la premeditación.
En fin, para qué seguir, pues qué esperar de Amenábar, ese reconocido sodomita, allá él, cuya penosa, subvencionada y patética trayectoria propagandistica, que no cinéfila, es de sobra conocida. Un individuo que bien subvencionado, a pesar de que sus brodios no los ve ni su prima, sólo promueve lo peor de la vida, o sea, la muerte mediante la eutanasia (Mar adentro), el ataque a la Iglesia (Ágora) o la falsedad histórica como ahora.
Último apunte: nos da que esta vez el tiro le va a salir aún peor por la culata… uy, perdón, porque se le ha ido la mala leche y le han pillado hasta los suyos propios de forma que está haciendo un ridículo espantoso. Algo es algo.
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